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Reportaje:

Conchita Zapata

Una bailarina de jotas ha organizado y vestido a los 80 españoles que desfilarán en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles

Conchita Zapata tiene una dilatada historia de bailarina de jotas que le ha permitido actuar con la misma naturalidad ante Pasionaria o ante los soldados de la División Azul. En la actualidad reside en Los Ángeles, y se ha encargado de vestir y organizar a los casi 80 españoles que, ataviados con trajes típicos regionales, desfilarán junto a nuestros deportistas este verano durante la ceremonia inaugural de los Juegos de la Olímpicos de Los Ángeles. Es hermana de Isabel Zapata, la fundadora de los Coros y Danzas de la Sección Femenina.

Conchita Zapata ha recibido el encargo de organizar el desfile y atrezzo de los españoles que, vestidos con trajes típicos, cruzarán la pasarela el día de la inauguración de los Juegos-de la Olimpia da junto a nuestros atletas. Es aragonesa, de Zaragoza, y a los tres -años ya bailaba la jota. Desde entonces no ha dejado de hacerlo "Antes de la guerra, en los mítines del partido comunista", explica, con La Pasionaria y Angelillo, y después, con la División Azul, en Rusia". Hablar con ella es como darse un baño en la historia de nuestro siglo. Companys, el presidente de la Generalitat, le pidió que escogiera un regalo, y Conchita le dijo que le gustaban los bombones. "Me regaló la caja de bombones más grande que jamás he visto: eran buenísimos. Y él era persona encantadora; recuerdo que nos dio su tarjeta e insistió en que si necesitábamos algo no dudaramos en pedírselo".En la posguerra, ella y su hermana enseñaron a bailar la jota a Pilar López, El Greco y Mari Emma, entre otros grandes bailarines. Pero un día, en Sevilla, en una actuación de los Coros y Danzas de la Sección Femenina, conoció a un capitán de barco cubano, se enamoraron y se casó. La pareja de recién casados se trasladó a Nueva York en 1958, y aun allí ella siguió enseñando a bailar la jota -"a la cancillera del consulado de España"-; pero no aguantó muchos años en la ciudad de los rascacielos y poco después la familia se trasladó a Los -Ángeles -"porque me gustó Disneylandia", asegura-, donde -vive en la actualidad.

"Si es para España, ahí me tienen", les dijo a los organizadores de los Juegos de la Olimpiada cuando la llamaron por teléfono para que organizara el grupo de españoles que debía desfilar con nuestros deportistas. Ella sola ha reunido a 76 españoles, todos ellos residentes en California, y algunos que no han vuelto a su país en años, y los ha convencido para que se vistan de,navarros, catalanes, canarios, valencianos, madrileños, andaluces, gallegos y cómo no, aragoneses. "Hijo mío", dice con un perfecto acento baturro, "el jaleo que me he llevado: es el grupo más grande de todos los Juegos de la Olimpiada". Pasa revista a sus tropas y va mostrando la calidad del material: "Mira, mira: estos mantones de Manila Son auténticos, bordados a mano, que me los traje yo de España. Y estos pendientes de valenciana con rubíes y esmeraldas, también".

Conchita no puede olvidar a su patria; haría y hace cualquier cosa por ella. A sus hijos, que son de nacionalidad estadounidense, les ha contagiado también su pasión. "Vamos a España cada dos años, y mis hijos quieren irse a vivir allí".

Luego, cuando les tiene a todos sentados en las gradas del estadio el día del ensayo general, va dando voces de mando: "Los andaluces, que se levanten", e inspecciona su atuendo, y así uno por uno. No entiende mucho de eso del boicoteo de los rusos, pero, para ella, que ha bailado frente a La Pasionaria y luego en la División Azul, la política no tiene secretos.

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