España intentará mantener su prestigio europeo y clasificarse para los Juegos de Los Ángeles
España comienza hoy el torneo pre-olímpico de baloncesto con un rival de poco cuidado como es Turquía (20.30 horas). Durante nueve partidos, la selección que dirige Díaz Miguel ha de intentar colocarse entre las tres primeras de un total de 16 selecciones participantes, hecho que da acceso directo a participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Dado que a España se la supone entre las cuatro mejores de Europa y que no participan en dicho torneo selecciones como las de Italia (campeona de Europa) o Yugoslavia (campeona olímpica), los técnicos auguran una cómoda clasificación, aunque Díaz Miguel se muestra muy cauto.
Los franceses han dispuesto para este torneo pre-olímpico una organización realmente generosa, que permitirá a selecciones como la española ir entrando cómodamente en juego sin sufrir percances serios. Un total de 16 países se distribuyen en cuatro grupos para disputar una primera fase, en la que se clasifican la mitad, es decir los dos primeros de cada grupo. Luego, esos ocho finalistas jugarán un torneo de Liga en el que los enfrentamientos que hayan tenido entre sí en la primera fase tendrán validez. Los tres primeros tendrán derecho a participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, aunque la posible retirada de la URSS parece incrementar la importancia del cuarto puesto.Ante, esa perspectiva y el dato importante de que tanto Yugoslavia como Italia no estarán presentes por haber obtenido ya su clasificación, el torneo no parece contar con excesivas dificultades para una selección como la española, que es medalla de plata en el último Eurobasquet, o para un baloncesto cuyos principales clubes han estado en las fases finales de todas las competiciones europeas. Díaz Miguel, el seleccionador, es el más cauto, pero es consciente de que un cuarto o quinto puesto va a ser sinónimo de fracaso. España está incluida en en el grupo A, con sede en Le Mans. Jugará contra Suiza, Grecia y Turquía, en la primera fase y a ningún jugador se le ha pasado por la cabeza la idea de que se puede perder uno de estos partidos. Todo lo más, constituyen un adecuado camino para irse rodando a la espera de jugar con las selecciones más fuertes como son la URSS, Israel, Francia, Holanda y la RFA.
La URSS es la gran favorita y, para esta ocasión, trae consigo al tan temido Tchachenko (2,20) a quien se le daba en Siberia castigado a trabajos forzados o víctima de alguna enfermedad inoportuna, pues tal era el cúmulo de especulaciones que rondó su parcial alejamiento de las canchas. Ello quiere decir que la URSS que veremos en París no sólo será terriblemente más alta sino más experta en jugadores casi más importantes como el joven Sabonis. Después de la URSS todos los técnicos colocan, por unanimidad, a España. Sólo algunos franceses se permiten alardear con el buen momento de forma de la selección gala. Después de España viene un pequeño y peligroso abismo en el que se sitúan Israel, Holanda, RFA y Francia.
Israel, aunque sea un tanto veterana, siempre cuenta con la calidad de jugadores como Aroesti o el gran Berkowitz, y con la experiencia europea de hombres menos conocidos que juegan en el tradicional Maccabi. Ya en un torneo amistoso, un par de sistemas zonales le dio un disgusto inesperado a la selección española. Son inferiores, en la actualidad pero son susceptibles de provocar una derrota antipática. Francia, por su parte, es no sólo la selección local sino la representación de una federación, la francesa, que está haciendo ingentes esfuerzos por engancharse al tren de la élite europea. No es un milagro que la Copa Korac, por ejemplo, parezca monopolizada últimamente por los franceses.
Holanda es otra de las que figuran en discordia. Su cuarto puesto en el Eurobasquet fue una sorpresa un tanto engañosa, porque esta selección vivió de las rentas de un buen comienzo; cuenta con americanos nacionalizados y será de las que luchen por el tercer puesto. Y, por último, la RFA, una extraña selección que tiene la característica de que despierta la unánime convicción de que es una de las llamadas a dar sorpresas importantes en un futuro inmediato. Es, de momento, la única selección que puede igualarse, e incluso superar, en altura a los soviéticos, pero se prepara en conciencia porque sus jugadores más altos, entre ellos un 2,18 y un 2,15, no sólo son bien parecidos sino que hasta juegan en equipos universitarios norteamericanos, algo que se suele notar cuando se llega a Europa. Por si acaso, el Eurobasquet-85 se disputará en la RFA.
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