El rey de la renta fija
Los pagarés del Tesoro han acaparado el interés de los ahorradores particulares
Los pagarés del Tesoro han sido los activos financieros que han devuelto al ahorrador individual español hacia los senderos de la inversión. La garantía de ser títulos emitidos por el Estado, las altas rentabilidades obtenidas, los cortos plazos de amortización y la posibilidad de obtener una liquidez inmediata han sido los factores determinantes para que estos títulos se hayan convertido en los reyes de la renta fija.
El Estado ha recurrido a la emisión de pagarés como fuente de financiación del Tesoro, acuciado ante el creciente déficit público y con vistas a sustituir a otros activos, como los certificados de regulación monetaria y certificados de depósito, a los que no tenían acceso los ahorradores particulares. Con los pagarés del Tesoro esta limitación no existe, ya que cualquier particular puede participar en las subastas de estos activos, que el Banco de España realiza cada dos semanas.Los expertos, sin embargo, no recomiendan la participación directa de los ahorradores individuales en las subastas debido a la complejidad de la presentación de ofertas y el tiempo perdido en la operación, que no justifican el ahorro de los gastos mínimos de intermediación que supone adquirir los pagarés a través de las llamadas entidades delegadas del Tesoro, quienes, a su vez, los han comprado en las citadas subastas en grandes volúmenes para ofrecerlos al público: en 1983 se han colocado 1.391.242 millones de pesetas (1.291.263 millones a un año y 99.979 millones a seis meses), de los que unos 600.000 millones se encuentran efectivamente en manos del público.
Los pagarés del Tesoro son, en definitiva, un documento por el que el Estado se compromete a pagar en una fecha fijada una cantidad determinada de dinero. Estas fechas dependen del plazo de amortización del pagaré y pueden ser de seis meses y de un año. Los pagarés a seis meses tienen un valor nominal de 500.000 pesetas; los de un año, de un millón de pesetas.
Estas cantidades son las que el Estado se compromete a reembolsar. Durante 1983 los tipos de interés a los que se han subastado oscilan entre el 14% y el 16%, consiguiendo una tasas en torno al 15% en el mercado secundario.
Lógicamente, a más corto plazo la rentabilidad obtenida es menor. Por esa razón los pagarés a seis meses se han situado, según la última subasta, celebrada el jueves pasado, al 12,470%. Los pagarés a un año, por su parte, alcanzaron en esa misma fecha una rentabilidad del 14,452%. Y es que la rentabilidad de estos activos está girando a la baja en las últimas subastas, ya que ni el Estado quiere afrontar una financiación excesivamente cara ni la banca privada quiere sufrir la competencia de unos títulos que encarecen su pasivo.
Una característica de los pagarés del Tesoro es que el ahorrador recibe su interés por adelantado. Es lo que se denomina compra al descuento o tirón: en lugar de pagar un millón de pesetas (suponiendo que se trate de un pagaré a un año), el inversor paga ese millón menos el porcentaje de descuento que fija el Banco de España. En el caso de que ese tipo sea del 13%, por ejemplo, hay que pagar solamente 870,000 pesetas. Sobre esta cantidad, y suponiendo que el ahorrador mantenga en su poder el pagaré durante los 365 días del año, se calculala tasa de rentabilidad, que en ese ejemplo concreto sería de 130.000 pesetas sobre 870.000 pesetas, lo que supone el 15% anual.
Claro que este mismo ahorrador puede necesitar cambiar su pagaré por dinero efectivo antes de que llegue la fecha de amortización. En ese caso el ahorrador tiene la posibilidad de acudir al mercado secundario (la bolsa) y encontrar otro ahorrador que quiera comprar ese título, lo que no es difícil, dado el volumen diario de contratación de estos pagarés: más de 106.665 millones de pesetas se negociaron en las bolsas durante el pasado año (33.854,5 millones a vencimiento y 72.811 con pacto de recompra), a unos tipos en tomo al 14,9%-15,9%.
En este caso el ahorrador recibirá un dinero que se fija en función del precio, de la cotización que esos pagarés tengan el día que realice la operación de venta y del tiempo que falte para el día de la amortización. Así, el comprador de este título, suponiendo que ese día se cotice al 15% y que falten seis meses para la amortización, pagará 935.000 pesetas. Y logrará, al igual que el vendedor, una rentabilidad del 15%, ya que la diferencia de un millón que le pagará el Estado, menos las 935.000 efectivas que le ha costado el pagaré, suponen una ganancia de 65.000 pesetas en seis meses.
Por otra parte, la transferencia de los pagarés del Tesoro se realiza por simple endoso, no están sujetos a la retención del 18% en el impuesto sobre la renta de las personas físicas y del impuesto de sociedades, y están exentos del impuesto de transmisiones. Sin embargo, estos títulos no desgravan.
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