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El Comité de Competición decidirá quien es el campeón

Unos 2.500 espectadores, abundancia de medios informativos y los colegiados Hernández Cabrera y Herrera presenciaron ayer en el Pabellón del Real Madrid un insulso calentamiento del equipo blanco de baloncesto. Allí no estaba el rival de la final de Liga, el Barcelona. Una repentina reacción de algunos dirigentes del club, adoptada hacia las cuatro de la madrugada del sábado, motivó una orden de regreso a Barcelona de los jugadores. Todos los indicios hacen suponer que fue el técnico Antoni Serra su impulsor. La retirada del Barça provocó múltiples reuniones y llamadas telefónicas, pero la decisión resultó irreversible. Los colegiados enviaron al Comité de Competición un acta en la que se refleja la ausencia del Barcelona. Aquél deberá decidir.

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Noche del viernes: Iturriaga pega a Davis, Davis pega a Iturriaga, Fernando Martín pega a Davis. Los tres expulsados, y victoria del Barcelona. El partidos definitivo se debía jugar 24 horas después, o sea, ayer sábado.Segundos después de la múltiple agresión, Davis y Martín se estrecharon la mano y se sentaron en las escalerillas que conducen a los vestuarios del pabellón a contemplar, con gran serenidad, el final del encuentro. Iturriaga ya estaba bajo la ducha. El Barcelona salía de vestuarios escoltado por la Policía.

Al llegar a su lugar de concentración, los jugadores conversaron sobre el desarrollo del encuentro. Se mezcló la euforia del triunfo con la expectación y preocupación por las sanciones. Algún jugador comentó que Eduardo Mazón, presidente del Comité de Competición, ya había afirmado, una vez finalizado el encuentro, que López Iturriaga no iba a ser sancionado. Horas más tarde ofrecería idéntica explicación en las pantallas de televisión. Durante la cena, Davis aseguró a sus compañeros que "un codazo me nubló la vista y me obcequé". A pesar de todo "la opinión unánime", según, comentó ayer el capitán del conjunto, Nacho Solozábal, "era la de apoyar las decisiones del club".

Mientras tanto, el Comité de Competición se reunía en el bar del pabellón del Real Madrid y, tras analizar el acta arbitral, llamó a declarar a Josep Maria Miralles, jefe de las secciones del Barcelona, que manifestó no estar de acuerdo con el acta "porque no refleja la invasión de pista". Después llamaron al delegado del Real Madrid, Pedro Antonio Martín, quien también se mostró contrario a la redacción "porque López Iturriaga no agrede al contrario, así como tampoco refleja los incidentes protagonizados por varios miembros del banquillo azulgrana en torno a la mesa arbitral".

A continuación, se produjeron dos hechos importantes: los dos árbitros llegan a contradecirse, en sus declaraciones por separado, de lo redactado y firmado en el acta. Mercé y Gárate escribieron que López Iturriaga "le da un codazo intencionado a Davis", pero ante los miembros del Comité aseguraron que su acción "es un lance del juego y que si Davis no le da el puñetazo a López Iturriaga, hubiésemos pitado personal intencionada".

Después de acudir a TVE, Mazón entregó el acta del Comité a Carles Bagué, ex árbitro y delegado de la sección de baloncesto del Barcelona. El acta señalaba una sanción de seis partidos a Davis, una de tres a Fernando Martín y una simple amonestación a Iturriaga, que así podía jugar el partido de desempate. Los dos colegiados, Mercé y Gárate, eran también suspendidos por un encuentro por no redactar el acta correctamente. Los jugadores intentaban conciliar el sueño cuando Josep Maria Miralles, Catot y Carles Bagué, decidían la retirada del conjunto. Empiezan a cruzarse llamadas con el presidente del club, Josep Lluís Núñez, quien no acaba de ver clara la situación, aunque tampoco se opone tajantemente a que regrese.

A las seis de la mañana, Josep Vendrell, miembro de la delegación barcelonista, empieza a llamar a las habitaciones de los jugadores para que preparen sus maletas. "Nos vamos", les dice. Hay jugadores que ignoran dónde van. A las 8 de la mañana están en el avión que les conduce a Barcelona. Nada más llegar y tras ser vitoreados en el aeropuerto por un centenar de aficionados, Serra ordena a sus jugadores que no se muevan de casa.

Los dirigentes se reúnen en las oficinas del Palau Blaugrana y, poco antes de las 12.00, le dicen a Serra que ya puede ir avisando a los jugadores "porque no volveremos a Madrid".

En la reunión, que ha durado más de cuatro horas, ha habido división de opiniones. Josep Mussoms, vicepresidente del club, encabezaba una facción que, tras asumir la decisión de regresar a Barcelona, no la compartía, considerándola precipitada y muy arriesgada. Ese mismo criterio es defendido por Antón Parera, gerente y persona de gran influencia en el seno de la directiva.

El nerviosismo parece apoderarse en esos momentos de los dirigentes barcelonistas que, tras provocar una reunión de urgencia del Comité de Apelación, cometen el error de no presentar recurso de apelación, ni por teléfono -aprovechando la facilidad concedida por el Comité- ni en persona. No parece ser esa el único descuido del Barcelona. En lugar de remitir el télex a la Asociación de clubes para solicitar el aplazamiento del partido, lo remitió, poco antes de las 14.00 horas, a la Federación Española de Baloncesto, cuando ésta había delegado en la Asociación la organización de la Liga. El error intenta solventarlo la gerencia del club azulgrana, enviando un télex a la Asociación a las 17.30 horas, únicamente una hora antes de iniciarse el encuentro de desempate.

El Comité de Apelación se reunió a las 16.00 horas. Sólo recibió la visita del directivo madridista Pedro Antonio Martín, quien informó que su club pretendía recurrir en el plazo normal de cuatro días por la sanción a Martín, por entender que no agredió. La Asociación confirmó el partido.

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