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Atletismo

La oposición ataca al Gobierno británico por la rápida nacionalización de Zola Budd

Zola Budd, la atleta que corre con los pies descalzos, puede reanudar su carrera olímpica en un tiempo récord. Apenas diez días después de su llegada desde su Suráfrica natal, ha obtenido el pasaporte británico, con lo que posee la doble nacionalidad. Pero el asunto, en Londres, ha originado controversias. El ministerio del Interior ha sido criticado por la oposición, que se lo reprocha y argumenta que hasta la misma federación de atletismo no sabe cómo considerar a esta atleta caída del cielo.

Zola Budd, a sus 17 años, causó sensación al hacer la mejor marca mundial oficiosa en 5.000 metros. Para ella, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles quizá lleguen, de todos modos, demasiado pronto. Sin embargo, la coincidencia es general al augurarla un excelente porvenir. Mientras tanto, la federación duda acerca de las consecuencias de la situación sin precedentes originada por esta niña prodigio que desembarca un buen día en Londres procedente del otro lado del mundo gracias, en parte, a la ayuda financiera de un popular diario londinense.Este detalle es uno más de los que inquietan a la federación en un país en el que la competencia entre los periódicos se resuelve a menudo a través de los talonarios de cheques. "Esto nos preocupa", ha reconocido su secretario general, Nigel Cooper, quien teme que la condición de amateur de Zola Budd se vea comprometida en el futuro al convertirse en una estrella de un medio de comunicación.

Por añadidura, los federativos valoran también la tensión creada en otras atletas, fundamentalmente las de color, las cuales deberían representar alrededor del 25% de la selección británica para Los Ángeles. "Ya he hablado con cuatro de ellas", ha comentado Cooper, "y tres acogerían con espíritu abierto la convocatoria de Zola Budd; pero voy a ampliar la encuesta". A juzgar por estas declaraciones, Zola Budd podría ser llamada para correr en los juegos los 1.500 metros o los 3.000.

Ataques en el Parlamento

Y aún resta el aspecto estrictamente político. Desde su nacionalización, no hay día en que el Gobierno no sea atacado por ello en el Parlamento. "Hay muchos australianos, canadienses, neozelandeses... que tienen problemas para conseguir la nacionalidad o, simplemente, para trabajar en Gran Bretaña", se protesta. Denis Howell, antiguo ministro laborista de deportes y portavoz, en la actualidad, de la oposición para asuntos exteriores, ha afirmado que "es la integridad de la credibilidad de nuestro sistema de inmigración lo que está en juego".

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