Emilio Punzo
y su mujer, Margaret, pareja que denunció que su casa y jardín eran bombardeados constantemente por miles de pelotas de golf, han conseguido una nueva casa lejos del campo de golf después de cinco años de batalla legal. La pareja había pagado 132.000 dólares (unos 19 millones y medio de pesetas) por lo que ellos consideraban la casa de sus sueños en San Ramón (EE UU), cerca de San Francisco. En un principio consideraron un privilegio estar cerca del campo de golf, pero pronto descubrieron sus inconvenientes al constatar que diariamente su jardín era invadido por un montón de pelotas de golf. Se querellaron contra el club de golf y contra el propietario de la urbanización que les había vendido la casa, y para apoyar su denuncia aportaron una docena de bolsas con más de 2.000 pelotas de golf aterrizadas en su propiedad. "Era como una zona de guerra", dijo el abogado de los Punzo, Robert Belluomini. Después de cinco años, la pareja ha conseguido una nueva casa y una indemnización. El abogado tiene ya nuevos clientes: otra familia que tiene 8.000 pelotas de golf como prueba del constante bombardeo.
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