Rojo consiguió quince días de esperanza para el Barça

EMILIO P. DE ROZAS Nos engañaron a todos. César Luis Menotti, técnico del Barcelona, porque nos anunció que este podía ser "el partido del año". Ron Atkinson, entrenador del Manchester United, porque aseguró que "mi equipo saldrá a jugar al ataque, como siempre". Diego Armando Maradona, estrella azulgrana, porque confesó que "si no estoy bien no saldré, porque hay otros jugadores y no quiero perjudicar a los demás compañeros".

Ni fue el partido del año, ni el Manchester jugó para ganar, ni el Pelusa se quedó en la grada. Fue, eso sí, un encuentro trepidante, interesante, vistoso, en sus primeros 45 minutos. Pero decepcionante en los otros 45. El Barcelona contó con toda la suerte del mundo para provocar la segunda derrota del Manchester fuera de casa en la presente temporada. Primero, porque el tanto que abrió el marcador fue obra de un inglés. Y segundo, porque Rojo, al más puro estilo Rexach -a quien quisiera sustituir en el corazón de los culés-, consiguió el segundo cuando el reloj del estadio cambiaba los 44.59, por los 45.00 minutos.

Cuando todo el mundo pensaba que el partido iba a concluir con 1-0, resultado insuficiente para visitar con tranquilidad el estadio de Old Trafford, este 2-0 concede quince días de respiro al Barcelona, que intentará preparar el contragolpe porque todo el mundo sabe que los goles fuera valen doble y el Barcelona logró anoche que el Manchester mantuviera el 0 en su casillero. El próximo día 21 de marzo, los ingleses tendrán que atacar en tromba desde el primer minuto y abrir sus líneas, lo que puede dar oportunidad a los puntas azulgrana. Todos saben que la eliminatoria no está decidida y bien harían el Barcelona. Menotti, el doctor Oliva y el propio Maradona en reflexionar, porque esa pierna que ayer se forzó pudiera ser fundamental en Manchester y, tal vez, ya la hayan perdido.