_
_
_
_

Largo viaje de O'Neill

Vio su vida como una tragedia: a su hermano James, como una especie de Orestes fascinado por su madre; a su padre, como el conde de Montecristo; a sí mismo, como Ulises. Su padre, en realidad, era el conde, de Montecristo: un actor -un campesino irlandés ahorrativo y duro- que representaba incesantemente, día tras día y durante años, por ciudades y pueblos, el personaje de Edmundo Dantés, y él le veía siempre "chorreando al salir del mar pintado, entre rocas de cartón, gritando que el mundo era suyo". Algo como lo que fue Rambal en España... El teatro americano todavía no existía: era un remedo de Europa, una importación de compañías inglesas con dramas populares y atisbos -en los más selectos- intelectuales. El teatro americano se lo iba a inventar él mismo.Pero no sin antes "vivir la vida" (y verla en forma de tragedia). Una biografía de su tiempo (1888-1953) y de su país: emigración continua, empleos diversos -y humildes-, que le llevaban, sobre todo, a puertos y a playas de donde podría emerger el espectro ambicioso, vengativo y justiciero de Edmundo Dantés: el fantasma del padre, pero también el símbolo de la vida.

La vida que, luego, comenzaría a escribir. No hay biógrafo ni crífico que no asegure que todo lo que escribió Eugené O'Neill fuese su propia vida, elevada a esa categoría de lo que él había confundido con ella en su infancia: el teatro. No lo hay que no le atribuya un subconsciente freudiano (aunque él lo negó siempre); ni hay historiador que deje de señalar que lo que los escenarios de Estados Unidos estaban necesitando urgentemente era una mitología, y que esa mitología se la dio Eugene O'Neill. Después" y de su costado, nacerían los otros: Tennessee Williams, Arthur Miller, Thornton Wilder, hasta llegar a Albee, incluso al más delicado y metafísico Elliot.

La obra que aquí siempre se traduce como Largo viaje del día hacia la noche (en el original, A long days journey into night) es quizá la más específicamente autobiográfica de sus obras, y la que tiene más pulsión de muerte. La escribió durante dos años, de los 50 a los 52 de su vida, pero la guardó y pidió a su esposa (la tercera, a la que dedicó la obra) que no se estrenase ni publicase hasta 25 años después de su muerte. No fue respetado. En esa petición se revelaba su propia sensibilidad por las palabras y las escenas escritas en carne viva, con su propia sangre. Cuando la escribió, en 1940, retrajo la acción en 28 años: la familia Tyrone -la familia O'Neill-, reunida un día de verano reflexiona sobre si misma y sobre su hijo Edmundo (Eugene: tomó para sí mismo el nombre del conde de Montecristo), enfermo de tuberculosis (de ella moriría 13 años después): se cuenta, se relata. En el teatro todo transcurre en una habitación, en un solo decorado. La televisión la diluye, dejando salir a la cámara y a los personajes. Puede ocurrir que este alivio o esta utilización del medió haga perder la sensación de agobio, el preexistencialismo de lucha contra el tiempo y el espacio que tiene el texto.

Largo viaje del día hacia la noche se emite a partir de hoy a las 15.35 por la primera cadena.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_