El Real Madrid volvió a sufrir al final

En el Real Madrid debe haber jugadores que no se han adaptado lo suficiente a la nueva Liga y siguen con hábitos algo trasnochados. Actualmente, ir con 20 puntos a favor no significa el comienzo para una cómoda exhibición, para el relajamiento general. Algo parecido al encuentro del Scavolini sucedió ayer en el pabellón. A pesar de que el equipo local marchaba con 22 puntos deventaja en la segunda parte, el público tuvo que verse obligado a contraer otra vez el gesto al comprobar cómo el marcador señalaba un peligroso 84-82 a falta de 1.46 para el final. Sin pretenderlo, el Cacaolat pudo haber arruinado el Real Madrid-Barcelona del próximo miércoles.El partido tuvo su historia en la primera parte, período en el que el Real Madrid tardó en tomar la del antera. El Cacaolat impuso su peculiar sistema defensivo, extraórdinariarnente disciplinado, con un alto porcentaje de capturas de balón y escasísimas personales (6 del Cacaolat por 13 del Real Madrid en la primera parte), lo que le permitió mantener la delantera en el marcador hasta el minuto 12, en el que el Real Madrid arrancó 22-21, preludio de la escapada. Era lo que todo el inundo se temía y no parecía existir otro interés que el de calcularcuánto iba a durar el Cacaolat. Enel descanso, 46-34, y a los cinco minutos de la segunda parte un cómodo, contundente y clarificador 60-40, fraguado en plena cosecha de tapones made in Romay.

Que a falta de ocho minutos el marcador señalara un 75-60 tampoco inquietaba a nadie, pero Velasco y Rullán deambulaban en pista con escasa garra. Velasco tenía otra nueva oportunidad para coger forma y convertirse en el suplente que necesita Corbalán. Velasco estuvo demasiado confiado, algo lento, lo suficiente como para que Creus se adueñara del mando de la pelota sobre la cancha. Dos minutos después, Lolo Sáinz comenzó a mosquearse, con 79-66, y sacó a Corbalán e Iturriaga. Más tarde se levantó del banquillo Fernando Martín, que había estado de espectador durante casi toda la segunda parte comprobando cómo Romay y Robinson se hartaban de coger todos los rebotes. Así fue cómo se reencontró el cinco titular en pista para sufrir el acoso inesperado del Cacaolat, que alcanzaba un 84-82 a falta de 1.46, con Creus muy acertado y el alero Fernández en plena racha de aciertos en el lanzamiento. El Cacaolat jugaba con su mejor jugador en el banquillo (Slab Jones) y con un tal Miller, que si, es americano, pero no lo parece; tiene voluntad pero escasísimo acierto y sus 3 puntos son todo un detalle. El Real Madrid tuvo que sufrir en frio, cerrar filas en defensa y apurar algunas jugadas, para obtener una victoria que unos minutos antes nadie le hubiera negado.

El final fue emocionante, pero algún sector del público lo acogió con desagrado por lo inesperado. Muchos tienen la mente puesta en el encuentro Real Madrid-Barcelona que se jugará el próximo miércoles, con presencia de televisión incluída, y no quisieran pensar que el equipo madridista se ha vuelto incapaz de consolidar las ventajas que obtiene o que acusa cierta pérdida de ritmo en algunos períodos de las segundas partes.