Bettina McCartney,
cantante alemana de música moderna , de 20 años, va a tener que seguir actuando con un apellido de menos postín que el del ex beatle, porque los análisis de sangre efectuados en su país han demostrado, "fuera de toda duda", que no es hija de Paul, como pretendía su mamá, Erika Huebers. Ésta aseguró que, entre 1959 y 1962, hubo entre ella y Paul algo másr que una buena amistad, con ocasión de las actuaciones de The Beatles en Hamburgo. McCartney siempre negó ser el padre de la criatura, a pesar de que, en 1966, entregó a la madre el equivalente a 9.000 dólares para el mantenimiento de la niña. Lo que ya no verán Bettina y su mamá son los tres millones de dólares (más de 450 millones de pesetas) que exigían a Paul McCartney en concepto de responsabilidad financiera.
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