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Desastre de los representantes de la Alemania Occidental en las competiciones europeas

Los equipos de la bundesliga alemana sufrieron una hecatombe sin precedentes en los partidos de Copas de Europa. Sólo queda en la Copa de la UEFA el Bayern Munich, gracias a que en la tanda de penaltis el árbitro aplicó contra el Paok de Salónica injustamente la norma que impide moverse al guardameta. Hay que remontarse a 1972 para encontrar un paralelismo tan negativo.

Ni los más viejos del lugar recuerdan una catástrofe semejante. Miércoles negro, shock, desastre, son las palabras más usuales de la Prensa germana para comentar los resultados de los partidos de vuelta de las competiciones europeas del miércoles. Tres equipos del Este -Dinamo Bucarest, Ujpest Dozsa y el Lokomotive Leipzig- eliminaron al Hamburgo, Colonia y Bremen. El Bayern Munich eliminó por 9-8 penaltis al club griego Paok de Salónica, gracias a la ayuda del árbitro inglés Alan Robinson, que hizo tirar tres veces un penalti, porque el portero griego se movió y lo paró.Pero cuando el guardameta belga del Bayern Jean Marie Pfaff, detuvo el penalti decisivo, se movió mucho más que el griego, sin que el de negro obligase a repetir la ejecución. A continuación, el propio Pfaff, con suerte, porque el balón pegó en el poste y entró, consiguió el 9-8 definitivo. El ex entrenador del Bayern. -hoy en Salónica-, el húngaro Csernai, le ganó la partida tácticamente a Udo Lattek.

El Bayern cayó una y otra vez en la trampa del fuera de juego y los internacionales alemanes parecían principiantes frente al sistema planteado por su antiguo entrenador. El partido y la prórroga concluyeron con el 0-0 inicial -el mismo resultado que en el partido de ida- y luego vinieron los penaltis.

El campeón de Europa, el Hamburgo, hizo lo difícil -igualar el 3-0 en contra del partido de ida cuando faltaban 30 minutos-, pero luego no fue capaz de apuntillar a los rumanos que en dos contrataques en los últimos cinco minutos eliminaron al Hamburgo con su equipo de gala. El defensa central Jacobs metió dos goles de cabeza y el joven Von Heesen, en la primera jugada en que intervino, consiguió el 3-0 en el minuto 62, pero esto no sirvió de nada.

El Colonia ganó 4-2 al equipo de la policía y los servicios secretos húngaros, el Ujpest; también el equipo rumano consiguió igualar la eliminatoria a los 47 minu tos, con un 3-1 marcado por Allofs con la pierna de ir a buscar la cerveza, la derecha. Mejor se le puso al Colonia, cuando a los 65 minutos fue expulsado el húngaro Sarlos por entrada violenta a Fischer, pero en 25 minutos y contra 10 jugadores encajaron otro gol y quedaron eliminados porque el cuarto gol, también de Allofs, con la pierna derecha, no sirvió de nada, por el valor doble de los goles conseguidos en campo contrario. En Budapest, hace dos semanas, el Colonia perdió 3-1.

El Bremen se estrelló contra las paradas excelentes del portero del Leipzig, Rene Mueller. En el duelo interalemán los del Este se impusieron, al empatar justa mente a uno tras haber ganado por 1-0 hace 15 días.

El desastre de los equipos de la RFA confirma la evidente de cadencia del fútbol en este país desde el Mundial de España. No hay figuras. Cualquier promesa que despunta -como el joven Michael Rummenigge- tiene ya un sitio en la selección nacional, lo que demuestra la penuria de los futbolistas. Los equipos de la RFA pagaron además cara la confianza, la soberbia y la racanería con que jugaron los partidos de ida, cuando perisaron que a la vuelta se podrían a arreglar los malos resultados.

Violencia en Holanda

Por otro lado, la policía de Rotterdam se vio en la oblgación de devolver a la Gran Bretaña a 33 hinchas del Tottenham, antes del partido que este equipo inglés debía disputar ante el Feyenoord. En el transcurso del encuentro, que acabó con victoria del Tottenham Hotspurs por 0-2, se produjeron violentos incidentes entre seguidores de los dos equipos.

22 aficionados, 15 de ellos britúnicos, tuvieron que ser hospitalizados. Antes del partido, un grupo de seguidores del Tottenham trató de entrar en las gradas reservadas a los aficionados del Feyenoord, entablándose entre ambos grupos una monumental pelea, que tuvo como consecuencias las heridas de navaja de varios de ellos. Posteriormente, en el curso del choque, un total de 22 personas tuvieron que ser hospitalizados en centros sanitarios de la ciudad.

En 1974 ya se produjeron incidentes similares protagonizados por las dos hinchadas, en la final, de la Copa de la UEFA. Entonces el club londinense fue castigado con multa y su terreno clausuradopor dos años.

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