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Cientos de miles de personas visitaron ayer los camposantos madrileños

Centenares de miles de madrileños cumplieron ayer el rito anual de visitar a sus muertos y adecentar sus tumbas. Desde las ocho de la mañana, un tropel de personas y vehículos invadió las avenidas del cementerio la Almudena, cargados de ramos de flores adquiridas a altos precios en la entrada. En San Fernando de Henares se produjo una iniciativa sorprendente: la instalación de una televisión, con vídeo incorporado, en uno de los nichos del camposanto.

El cementerio de la Almudena presentaba en la mañana soleada de ayer un aspecto poco habitual. En contraste con las 100 personas que por término medio lo visitan diariamente, miles de madrileños se desparramaron por los múltiples pasillos que forman las hileras de tumbas del mayor cementerio de Madrid, ante la mirada un tanto despectiva de los guardas del recinto, molestos por los ruidos y la contaminación de cientos de vehículos que buscaban sitio para aparcar.Las escenas eran las habituales en esta fecha: mujeres que sacaban de sus bolsos bayetas, productos de limpieza y envases de agua, y limpiaban cuidadosamente, afanadas en la expresión de un sentimiento amoroso, teñido de obligación social, las sepulturas de sus seres queridos antes de desparramar por ellas ramos de crisantemos, flores de san Telmo, claveles y gladiolos.

Una mujer de unos 50 años lloraba al pasar un paño por el cristal que protege el mármol del nicho de su hija, Mercedes, muerta dos años atrás, apenas cumplidos los 23. Otra mujer joven, con un niño casi recién nacido en brazos, con semblante serio, permanece de pie ante la tumba de un joven de 20 años, al que ofreció un ramo de claveles.

Las inmediaciones de la Almudena eran ayer lo más parecido a una verbena. Decenas de vendedores de flores llamaban, la atención, a menudo voceando, sobre su mercancía. Conductores de autobuses discrecionales anunciaban que el vehículo estaba a punto de salir para Legazpi o Manuel Becerra. El ayuntamiento ha negado este año el permiso a personas avispadas que pretendían instalar puestos de venta de bebida y comida caliente.

Un vídeo en el cementerio

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En el cementerio de San Fernando de Henares (Madrid) se pudo contemplar ayer una escena insólita: la instalación de una televisión, con vídeo incorporado, en un nicho. Los vecinos, tras visitar las tumbas de sus familiares, se acercaban con curiosidad hasta donde se había instalado el vídeo en el que se proyectaban grabaciones de programas de TVE de los últimos días.

"La televisión tiene ciertas connotaciones con los nichos de los cementerios. Como ellos, requiere una contemplación estática, proyecta una carga icónica tremenda y un nivel de cornunicación cero", afirmó Javier Codesal, vino de los integrantes de un grupo cultural de la localidad promotor de la iniciativa, que había sido aceptada por los concejales de Cultura y Sanidad del ayuntamiento. Y la gente reaccionó con sorpresa, pero no con estupor. Tampoco se sintió provocada. Al contrario, una anciana se sacó una foto ante el aparato con su nieta, un niña de unos siete años, rubita y con falda corta, y afirmó, sin duda alguna, que "allí está enterrado un director de televisión".

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