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El cine en la pequeña pantalla

La sardina y el caviar

Luchino Visconti, en la cúspide su fama pues desde dos años an tes tenía a las espaldas El gato pardo, ganó con Vaghe stelle dell'orse el León de Oro del Festival de Venecia en 1965. La película se estrenó años más tarde en Es paña con el título de Sandra nombre de la protagonista.Se trata de un filme de gran formato, elegante, ambicioso culto, ilustrado con una brillante fotografía tenebrista, adornado con buen gusto en decorados y ambientación, amparado en un guión de la estirpemelodramáti ca más refinada, que destila cultura literaria por los cuatro costados, y que da lugar a un relato bronco, tremendo, incestuoso, voluptuoso, caligrafiado por una cámara sensual, solemne, majes tuosa. Sin embargo, Sandra no es una buena película.

Mezclen ustedes caviar del Caspio con sardinas del Cantábrico y es como si comieran solo sardinas, solo que mucho más caras. Un sabor delicado queda barrido si se le combina con otro tosco. Algo así ocurre en Sandra: el caracter superselecto de los muchos -en realidad, demasiados- ingredientes del relato son neutralizados por la apisonadora de las gruesas intenciones de sus autores, que'cantan como sopranos borrachas a lo largo y lo an cho de la película.

Visconti emplea aquí el melo drama -género literario y dra mático burgués por excelencia con el que, sobre todo en Rocco y Senso, alcanzó algunas inteligentes dianas- como bisturí al mismo tiempo formal e ideológico pára abrir las entrañas de la moral burguesa. Pues bien, Visconti las abre, se zambulle en sus tripas, nos dice que estas huelen muy mal, se recrea en este hedor y pretende que, después de su revuelco, él siga, intacto como una virgen, oliendo a las rosas de su perfinne izquierdista. No.

El filme está narrado desde, una mortal suficiencia y esto hace que los ricos ornamentos del relato se degraden, como el sabor de la sardina degrada inevitablemente al del caviar, cuando nos los hacen tragarjuntos. El punto de vista, tanto ideológico como fílmico, del relato está por encima de lo relatado y esto provoca una insalvable escisión en la interioridad del filme, que en ningún moniento encuentra ajuste entre lo que ocurre y el cómo ocurre.

El bronco melodrama de Sandra se convierte en un corsé formal que agarrota el tempo poético y narratilvo, oxidándolo, y convirtiendo la noble retórica del dramón en innoble engolamiento, la elaboración en artificio, el grito pasional en subrayado didáctico, la Iran forma en pequefía retórica.

Gato por liebre

De todos los filmes de Visconti es este, a mí juicio, el que más dio en su tiempo -junto con Muerte en Venecia, otro de sus filmes sobrevallorados- gato por liebre, a causa sobre todo de su encumbramiento en Venecia-65. Y, sin embargo, su endeblez es profunda, envolvente, y para encontrarla hay que bucear por debajo de las bondades parciales del guiso, lo que.no es fácil en un trabajo que cuenta con ingredientes tan deslumbradores como la presencia de Claudia Cardinale, el buen hacer de los actores y la brillante factura técnica de la exquisita puesta en escena.Sandra se emite hoy a las 21.30 por la segunda cadena.

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