Antonio Ojeda,
presidente del Parlamento andaluz, no es un gran aficionado a los toros, y lo será menos después del incidente que sufrió en la plaza de Jaén, cuando presenciaba una corrida junto al gobernador civil de aquella provincia. Hasta el último toro todo fue bien, y hasta le brindaron el quinto, pero El Lillo se negó a torear al postrero y tanto Ojeda como el gobernador sufrieron en sus ca as la ira de los aficionados en forma de almohadillazos.