_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Maradona

De repente, todos tenemos tobillo izquierdo. Y no un simple bulto por donde discurren los calcetines, sino todo un complejo artilugio con maleolos que acolchan el astrágalo y una cordelería de ligamentos laterales susceptibles, en conjunto, de sindesmosis y fracturas depuitren. La lesión de Maradona es apoteósica, y, de improviso, nos persigue como una visión sobre las sábanas, desplegado el destrozo, el tobillo convertido en un plato de dolor.Cuatro meses sin Diego en los campos y la incertidumbre de que, una vez dado de alta, consiga ser el que fue. Habrá quien desprecie este episodio que concierne sólo a una afición, a un hombre dentro de esa afición y a una sólita articulación dentro de tal hombre, pero más de medio país, a partir de este percance, se halla comprometido en una de las más arduas tareas de la reflexión humana.

En primer lugar, ¿cómo juzgar a Goikoetxea? ¿Es simplemente una fuerza aviesa engolosinada con la destrucción, o es, por el contrario, la primera víctima de un oscuro designio que se complace en hacerle su ' instrumento? ¿Quiso Goikoetxea lesionar tan gravemente a Schuster, primero, y a Maradona, después? Es absurdo pensar esto. Pero, entonces, ¿qué no es absurdo? ¿Que Núñez deba periódicamente romper a llorar, que el Barcelona no alcance ya nunca un campeonato de Liga, que las más sólidas comunidades autónomas se agredan, que estallen las articulaciones de los jugadores extranjeros con regular asiduidad? Todo esto ha de parecer desmesurado a una mente cabal. Pero ¿entonces? Pues entonces es cuando viene lo peor: el recurso a la justicia.

Los hombres, hinchas incluso, suelen atribuir a la justicia -es decir, a sus castigos- la eficacia de unas tenacillas de metal ardiente que deshacen con su aplicación precisa todos los bucles de la sinrazón. Pero, como ya resulta presumible, ni los 25 partidos de sanción al jugador bilbaíno serían capaces de aportar un ápice de coherencia a esta desventura. La ventolera de¡ destino, la conjetura, son consustanciales al juego del fútbol. O, incluso, más allá, la injusticia (¿fue justo el resultado?, indagamos siempre) es uno de los ejes más firmes de esa ruleta donde ha girado, desguazándose, el singular tobillo de Maradona. .

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_