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La Real Sociedad, humillada por el Madrid

El Real Madrid consiguió ayer en Atocha levantar cabeza, al duro precio para la Real de humillarla por un resultado, que, en ciertos momentos pareció iba a ser más contundente. Los años en que la visita del Madrid a Atocha era sinónimo de negativos y de despropósitos sin fin en el equipo local retornaron ayer, como si los dos títulos conquistados por la Real y su récord de imbatibilidad, no hubieran existido.El equipo blanquiazul se pareció ayer al antaño ascensor y su pobre juego engrandeció la figura del Real Madrid que, en medio de tantas necesidades, vio en bandeja la posibilidad de resucitar.

Los equipos dispusieron sus tácticas sobre el terreno de juego con muchísimo respeto mutuo. Los marcajes de pares no ofrecían mayores novedades.

En los primeros minutos, la Real, que por adelantar líneas en Murcia y en Valladolid, impulsada por los resultados, se había visto goleada, jugó con mucha cautela, sin grandes alegrías atacantes. No obstante, pudo haber marcado en un certero remate de Pakero, que desvió Agustín lo suficiente para que la pelota pegara en el poste y, marchara a córner. Todo era un insulso toma y daca en el centro del campo, mientras que el Madrid, paulatinamente, iba ganando metros en la zona ancha, en tanto que la Real, replegada, no conseguía contraatacar con ningún peligro.

La narrada ocasión de Bakero fue el único remate a puerta de cierta entidad que los donostiarras consiguieron a lo largo de la primera parte.

Al filo de la media hora Regó la ocasión para que el Madrid viera cómo todo se le ponía de cara. Fue la falta sacada por Camacho y limpiamente cabeceada por Santillana, en remate marca de la casa. Pese al gol, la Real no reaccionó, y siguió atrás encogida, esperando no se sabía muy bien el qué. Los fallos defensivos fueron proliferando. Y uno de ellos fue aprovechado por Lozano para poner el 0-2 y tan sólo cuatro minutos después la Real quedaba completamente a merced del Madrid, tras el tercer gol Tan sólo en los últimos 20 minutos reaccionó algo la Real, más a golpes de voluntad que de aciertos. Así un remate de cabeza de Uralde (m. 25), fue salvado con apuros por Fraile y dos minutos después Uralde en otro cabezazo, salvó el honor guipuzcoano. En los últimos minutos Larrañaga y Beguiristain ensayaron el. disparo desde lejos y el primero, de ellos vio cómo su intento marchaba unos centímetros por encima de la meta de Agustín. Pero era demasiado tarde.

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