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Maya Plisetskaya

La primera bailarina del Bolshoi dice que antes que la palabra fue el movimiento y el gesto

En plena madurez del arte de la danza, que le ha dado la posibilidad de ocupar en el ballet Bolshoi de Moscú los huecos que dejaran Nijinski o Paulova, Maya Plisetskaya viene por primera vez a España para interpretar algunas de las mejores piezas de su repertorio. A pesar de que ya ha superado los 50 años, la primera bailarina soviética no ha perdido su vehemencia y temperamento. Ahora espera demostrar que todavía está en forma, especialmente en la interpretación que hará en su gira, española de Carmen, de Bizet. Para Plisetskaya, la Biblia se equivoca cuando dice que en principio fue la palabra. "Lo primero fue el movimiento y el gesto", dice con aparente convencimiento.

La bailarina, que ha encarnado los papeles más destacados, incluido el de Ana Karenina o Isadora Duncan, creado este último para ella por Maurice Bejart, dice que ahora se enfrenta a un reto especial: el de interpretar Carmen, adaptada al ballet por R. Schedrin con coreografía de Alberto Alonso. El hecho de hacerlo en España, país que ama especialmente (venir aquí era "uno de los sueños de mi vida"), le hace dar explicaciones más profundas en torno a esta obra con la que ella se siente identificada."De esta obra me atrae sobre todo el personaje Carmen, su personalidad exclusiva, su independencia que le lleva a no querer supeditarse a la multitud y a ser, en definitiva, la única persona viva de entre todos los que le rodean". Plisetskaya, que dice que el baile español está por encima de otros muchos, incluso de bailes profesionales, parece que quiere desmenuzar la filosofía de la danza que ella profesa a partir de lo que Carmen significa.

"Mire, lo mío no son las palabras; no es hablar, sino bailar, y lo que soy y pienso lo expreso a través de la danza, del cuerpo y del movimiento. Es mi forma de comunicación, mi manera de llegar a la gente". Maya Plisetskaya mantiene, quizá para justificarse, que la palabra es menos expresiva que el movimiento. "Pongo en duda el principio que se recoge en la Biblia de que lo primero de todo fue la palabra. No estoy de acuerdo; lo primero de todo fue el movimiento y el gesto. Aunque no puedas hablar, sin embargo puedes comunicarte y entenderte a través del gesto y del movimiento". Para reforzar estos argumentos habla de su afición al cine mudo, de su admiración por Charles Chaplin. "El cine mudo es mucho más expresivo que el sonoro".

Hija de artistas relacionados con el teatro lírico y la danza, Maya Plisetskaya dice que comenzó a bailar a los ocho años y a pesar de que era muy distraída -"a menudo confundía los movimientos"- se consolidó como una de las principales figuras del ballet de los tiempos modernos. Como tal figura ha participado en la evolución y en los más importantes cambios coreográficos e interpretativos de la danza durante gran parte de este siglo.

La bailarina soviética admite que las últimas tendencias partidarias de introducir la gimnasia y la acrobacia en el ballet han transformado las técnicas de interpretación, pero no de una forma sustancial. También explica que este fenómeno ha producido un efecto contrario: que la gimnasia se ha impregnado de movimientos plásticos que la acercan cada vez más al arte.

A pesar de todo, Plisetskaya, que dedica como mínimo una hora diaria a los entrenamientos y tres o más horas en tiempo de representación de un nuevo papel, apuesta más por lo clásico y por el arte-arte que por la gimnasia dentro de la danza. Y nuevamente cita a Carmen. "Carmen es quizá el único ballet donde no existe la gimnasia y el movimiento por el movimiento. Todos los gestos de Carmen tienen su sentido artístico. No se puede interpretar como una danza púramente formal".

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