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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El argentino Raúl de la Torre presenta su retrato de la 'heroína'

Raúl de la Torre, es un hombre austero que tiene el secreto temor de no ser entendido en su ambición: "Mi juego, si se puede llamar así, es el de desafiarme cada vez. La repetición no me da conocimiento ni me ofrece aventuras. Cuando comencé mi carrera con Juan Lamaglia y señora, fui considerado como el cantor de la pequeña burguesía de provincias, porque aquella era la historia de mi pueblo. Mi segundo filme, Crónica de un señora, fue exactamente lo opuesto: la burguesía ganadera y sus contradicciones. Luego hice Heroína (que hoy se emite por la segunda cadena de Televisión Española), que nada tiene que ver con lo anterior, ya que trata del boom del psicoanálisis en Argentina. Yo no me había analizado entonces (1972), ni me analicé depués, pero me interesaba enormemente el fenómeno, y en consecuencia, me puse en contacto con gente de todo tipo"."A continuación hice otro filme, La revolución, que coincidió con el momento en que aquí se hablaba de ella justo antes del momento, en que llegara el peronismo de 1973. Este filme, ¡pobrecito de él!, tomaba básicamente cuanto fue nuestra prerrevolución de mayo de 1810, que aún está por concluir, y, naturalmente, no gustó nada, ya que nadie quería que se hablara de tal frustración, aunque la vida, lamentablemente, me haya dado la razón".

"Argentina", continúa Raúl de la Torre, "es como una chica de catorce años que no entiende muchas cosas. No es como esa señora mayor, muy asentada, que tiene cosas claras, que es Europa, y que, aunque el término sea duro, también es muy hipócrita. Muchas veces nos reclama, a pesar de nuestra falta de libertad, filmes en los que se ataque nuestra falta de libertad, aunque en ello nos juguemos la vida. Sin embargo, en las películas europeas no se habla de la instalación de misiles nucleares, aunque sea también un tema urgente. Me extrañó, por tanto, que el cine de lo que llaman democracias europeas no hable de ello, aunque la respuesta popular sea contraria a la guerra nuclear y a la decisión de los Gobiernos democráticamente elegidos que votan a favor de la instalación de esas maquinarias infernales".

"Esa hipocresía se nota también alrededor de la maravilla actual de Nicaragua. Fue un pueblo sojuzgado durante más de cuarenta años, y ahora, cuando ha decidido decir basta, se le exige normalidad, elecciones civiles, democracia. ¿Cómo es posible que se sea tan hipócrita? Por eso nos sentimos a veces tan distanciados. Estamos tratando de llegar a la democracia y puedo asegurar que sólo a través de nuestros medios y nuestros muertos. No sé qué va a ocurrir cuando llegue, pero será consecuencia de nuestra propia responsabilidad. Cuando nos reprochan antecedentes fascistas, tenemos derecho a decir con orgullo que en América Latina nunca hubo, como en Europa, guerras mundiales. Europa debía tener más modestia y más comprensión humana incluso desde el punto de vista cinematográfico: podríamos entender el símil con este encendedor que tengo en las manos: si ahora lo enciendo, no ocurre nada, pero si se apaga toda la luz, prenderlo serviría para tomar referencias y tomar datos. Para eso vale nuestro cine y el ciclo que ahora muestra la televisión española: ese es su auténtico sentido. Nosotros supimos de la importancia que tenía el cine de Berlanga o Bardem. Lo sentíamos así y entendimos su éxito. Es la misma importancia que tiene el ciclo que ahora ofrece TVE: más allá de la calidad de tal o cual película, lo que más me importa es que ocho o diez millones de personas se van a enterar que nosotros también somos personas como cualquiera otra".

"Aunque se tenga una opinión distinta, y probablemente justa, mi filmografía es una constante investigación del lenguaje. Me preocupa el romper la narrativa lineal que tan fuertemente ha impuesto el colonialismo. Es sorprendente saber que El gabinete del doctor Caligari, que era una película onírica, se transformó en un éxito entre un público de feria; ahora, en cambio, ni los expertos la entienden. La superfiliación de nuestra sensibilidad es una forma de tapar las entradas. De ahí que yo haya intentado hacer cada película distinta a la anterior y, para mayor confusión, utilizado en seis de los siete casos a la misma actriz, Graciella Borges. Si tengo que elegir entre un camino fácil o difícil, me quedo siempre con el difícil."

Heroína se emite hoy a las 22.00 por la segunda cadena.

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