Pocos cambios en el decorado y previsiones pesimistas
La actividad bursátil se reanudó, en la última semana del mes de agosto, con más pena que gloria, volviendo a repetirse los, decorados que habían caracterizado a reuniones anteriores, en las que la escasez de órdenes y las breves diferencias en los precios de los valores que se contrataban se constituían en los puntos de referencia obligada.La contratación se inició teñida de peores presagios de los resultados que finalmente se ofrecieron. Sin que haya quedado muy clara la causa, los especialistas manifestaban unas impresiones iniciales teñidas de los más negros presagios que, aparentemente, no se correspondían con la realidad, por cuanto las órdenes de venta tampoco resultaban sustancialmente superiores a las de días anteriores. Posiblemente estas opiniones correspondían más a estados de ánimo particulares que a verdades objetivas, aunque también es cierto que en el sector bancario se observó un apreciable debilitamiento de los valores de cabeza, que se traducía en un aumento en el saldo resultante de títulos puestos a la venta, que pasó con 46.589 acciones a duplicar el del viernes anterior en el mercado madrileño.
Dentro del capítulo de impresiones los especialistas coinciden en atribuir una importancia decisiva en la poco favorable disposición del mercado a la nueva vuelta de tuerca que, según se asegura, han dado bancos y cajas de ahorros a sus operaciones de préstamo y crédito.
El incremento de un punto en el coeficiente de caja puesto en práctica recientemente y los tipos de interés que se están pagando actualmente en el mercado interbancario, junto con el sombrío panorama de restricciones monetarias que se avista para los próximos meses, son las causas más importantes en las que se apoya el endurecimiento de las condiciones de préstamo que imponen cajas y bancos.
Evidentemente, en épocas de escasez de dinero y altos tipos de interés, el mercado de acciones no suele constituir el refugio mas recomendable para los inversores. Por tanto, y como la situación económica actual apunta estas características, no es de extrañar que los recursos de los ahorradores procuren poner tierra por medio entre su destino final y los activos clásicos que se contratan en las bolsas españolas.
La evolución de los índices generales de estos mercados vienen confirmando casi a diario estas impresiones. Pero además si a este combinado señalado anteriormente se le añaden las gotas de desconfianza que existen entre los actuales asistentes a las reuniones acerca de cual será la actitud de los veraneantes a su vuelta, la próxima semana, es bastante fácil imaginar que las alegrías están prácticamente proscritas de las salas de contratación.
Mientras tanto, ayer se observaron algunas materializaciones de beneficios en valores que habían sido objeto de calentamientos artificiales en las últimas reuniones. La sempiterna razón en estos días de la vuelta de vacaciones de un abultado número de inversores, ha acelerado estos procesos. En paralelo se han planteado algunas mejoras, de carácter bastante poco espontáneo, entre valores de cierto relieve, que habían estado abandonados en los últimos tiempos, y a los que se pretende dotar de un cierto margen de maniobra ante futuras contingencias.
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