"Tenemos muchas cosas en común con los no creyentes", afirma el Papa en Lourdes

En la segunda y última jornada de su visita al santuario mariano de Lourdes, Juan Pablo II aseguró ayer que los católicos tienen muchas cosas en común con los no creyentes, como "la dedicación leal a las mismas causas humanitarias, la preocupación por la justicia, por la fraternidad, por la paz, por el respeto a la dignidad humana". El Papa saludó también en su discurso de despedida a los peregrinos a "quienes, sin ser católicos, comparten la fe cristiana, y con los que queremos proseguir activamente el camino hacia la unidad".Al aludir, como había hecho el domingo, a la libertad de conciencia, el papa Wojtila aseguró estar convencido de que "la chispa de la fe y de la santidad no puede brotar más que de un corazón libre. Se trata", dijo, "de sustraer al hombre a toda coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales o de cualquier poder humano, con el fin de que no se vea impedido a obrar según su conciencia".

Una multitud calculada entre 200.000 y 300.000 personas -con una nutrida presencia española- asistió por la mañana a la misa al aire libre, en la que el Papa exaltó a la Virgen y pidió a los fieles que participen en el jubileo del Año Santo y se preparen para el segundo milenario del nacimiento de Cristo.

La protección policial con que ha contado el Pontífice ha sido extraordinaria. Incluso se notó un gran nerviosismo policial, que llegó a provocar un desagradable incidente con los fotógrafos de Prensa.

El balance del viaje de Juan Pablo II -que fue despedido en el aeropuerto de Tarbes por el primer ministro francés, Pierre Mauroy- puede resumirse así: una visita inicialmente prevista como estrictamente religiosa, de peregrinación, derivó, por la propia personalidad del Papa, en visita pastoral, similar a las realizadas a otros países. Así lo demuestran su entrevista con Franlois Mitterrand, su alocución en la procesión de las antorchas y el discurso de despedida a los peregrinos.

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