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Tribuna:Primeros campeonatos mundiales de atletismo
Tribuna
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Caminar en el aire

Ocho finales, tres masculinas y cinco femeninas, se disputarán en la cuarta jornada, la segunda en número de títulos distribuidos. Habrá tres pruebas de la vuelta a la pista, los dos 400 metros lisos y el de vallas femenino. De nuevo, el sprint sostenido estará en acción. Sin embargo, las mayores novedades, junto al fondo femenino de 3.000 metros, la máxima distancia oficial corrida por mujeres en pista actualmente, serán el salto de longitud masculino, la prueba estrella del caminar en el aire, y el lanzamiento de disco femenino, dos de las pruebas más ancestrales, así como los dos primeros relevos, los rápidos de 4 x 100.La longitud, donde la persecución de Lewis a Beamon supone uno de los mayores atractivos del atletismo actual, es, tal vez, la especialidad más natural de cuantas lo componen. El saltar más en horizontal ha sido siempre una aspiración del hombre y para ello no ha necesitado ni material, ni otras cortapisas como en la carrera, tan natural, pero diferenciada según distancias: velocidad, medio fondo o fondo.

Las crónicas de los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia se refieren ya a figuras de entonces entre los que destacó, por ejemplo, Chionis de Crotona, que el año 656 a. J. C. saltó más de los siete metros: 7,05. Esta marca no fue igualada hasta 2.530 años más tarde. Ahora, los 8,90 de Bob Beamon duran todavía, pero bien poco en comparación: desde 1968, 15 años. Lewis se ha acercado a 11 centímetros y hoy será un nuevo reto para él, en busca de su segundo título mundial.

La base fundamental de un buen salto largo es la velocidad. Con ella se debe convertir el impulso horizontal en uno vertical, de despegue del suelo, el justo para avanzar lo máximo en el aire sin perder capacidad de avance por una.excesiva elevación. Como en cualquier movimiento, la posición del centro de gravedad tiene que ser la adecuada para que la resultante de la composición de fuerzas impulsora y del peso del cuerpo sea lo más favorable posible. La técnica se completa con un buen talonamiento, que permitirá una batida adecuada si la carrera también es buena, y, al final, una caída en el foso sin desequilibrios.

Todos los grandes saltadores hacen, al menos, 10.5 en 100 metros. El caso de Lewis, con sus 9.97 explica aún más su calidad. El talonamiento consiste en elegir la distancia apropiada desde la que se toma carrera. Suele variar entre los 30 y 35 metros. Y debe coordinarse para llegar a la tabla de batida pisándola lo más posible sin tocar la plastelina, que supondría hacer nulo. El penúltimo paso suele ser el más largo, y el último, para tomar el impulso con la pierna no muy rígida, el más corto, aunque no demasiado, pues ello significaría una retención del impulso por un mal talonamiento. En la caída, por último, al tomarse la medida del salto con la última huella, se tiene que evitar un mal apoyo de las manos o del cuerpo, que quite centímetros a la marca, aunque los pies lleguen mucho más adelante.

El problema también reside en coordinar bien los movimientos en el aire. Después del ya casi superado salto natural, sin caminar en el aire, con un violento golpe de riñones final, incluso, como hacía el pequeño francés Pani, los estilos en boga son todos con pasos en el aire.

Las técnicas pueden dividirse en tres: la llamada dos y medio, la dos y medio con extensión y la tres y medio. Los tres nombres se refieren al número de pasos que el saltador da en el aire para impulsarse más. La extensión en el segundo caso es que lleva una de las piernas extendida desde atrás hacia adelante para efectuar un tirón aún más enérgico. El dos y medio es el mas común.

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