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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El tráfico de mujeres en la historia del Oeste

Caravana de mujeres es algo parecido a un inventario de temas clásicos del western. La lucha contra la naturaleza hostil, el espíritu aventurero, la colonización, la violencia física como la otra cara de la ley, etcétera, son cuestiones de las que habla el filme. Sin embargo, su eje temático no es ninguno de los citados, sino otro decididamente insólito: el tráfico de mujeres. Robert Taylor es el guía que tiene como misión escoltar un grupo de ellas desde Chicago hasta California, punto de destino en el que van a encontrarse con vaqueros soliviantados por una prolongada abstinencia sexual.William A. Wellman, que es un cineasta muy estimable que tiene en su filmografía un título tan importante como The Ox-Bouw incident, desarrolla en Caravana de mujeres un punto de vista característico del western, por el que la mujer es comparada a una cabeza de ganado. La idea misma del largo viaje con unos seres a custodiar, de la caravana en cuestión, tiene demasiados puntos de contacto con las migraciones de vacas como para que no sea evidente el paralelismo.

A fin de cuentas, la mentalidad del colono mormón no es ajena al planteamiento, ya que para él el sexo femenino tiene como única función la reproductora, dependiendo de su buena salud y capacidad para parir las veces que haga falta, el que sea posible para dominar la mayor zona de terreno. Aparte de esa consideración instrumental y utilitaria de la esposa como madre obligada, también tiene su importancia que sirva como reposo del guerrero, que es el objetivo que Wellman pone en primer plano en Caravana de mujeres. A ellas corresponde calmar los ánimos de los vaqueros, aplacar su fuego, de manera que cesen las continuas riñas. En el western, la mujer ha sido siempre un objeto que alcanza la mayor consideración cuando es raptada o causa un enfrentamiento entre machos. Sus decorados se limitan a la casa y la iglesia, si es decente, y al saloon si no es hogareña. En definitiva, su destino sólo podía ser el de esposa o prostituta.

En 1951 era impensable presentar a Robert Taylor como un macarra y a Denise Carcel como la madame de un burdel que ha decidido trasladarse al salvaje Oeste. Wellman opta por cerrar los ojos ante la verdad y procura que su ficción tenga vibración, que el viaje se convierta en una epopeya llena de fuerza. En muchos momentos lo logra, de manera que no añoramos la exactitud histórica. Veinte años más tarde, en 1971, Robert Altman rodó un western fallido, titulado Los vividores. En él se nos cuenta de qué manera se organizó la prostitución en el Oeste, cómo las caravanas de mujeres recorrían el territorio buscando a los colonos dispersos y solitarios. Wellman tiene que edulcorar su historia, a pesar de que el suyo sea un cine caracterizado por una fuerte dosis de realismo, y adaptarse a las exigencias censoras del código Hays.

Chicas emprendedoras

Las mujeres que forman la caravana son emprendedoras chicas que sueñan con encontrar marido. No resultan especialmente peligrosas para el relamido Taylor, y se limitan a demostrar arrojo o valentía cuando hay que atravesar desiertos o bosques en los que acechan osos o pumas. Su pasión conquistadora se mantiene dentro de un orden, sin sobrepasar nunca los límites del buen gusto.Faltan aún bastantes años para que se inicie la corriente desmitificadora que también afectará al western, centrando su interés en los personajes que la epopeya eclipsó. Indios, mujeres y todo tipo de marginados dejarán su condición de figurantes para devenir protagonistas. Normalmente, esta adecuación del cine con los hechos no ha servido para que los filmes siempre fueran mejores. En muchos casos, como en el de Caravana de mujeres, aún continua siendo mejor la leyenda que la realidad, y así es como hay que contemplar la película de esta noche.

Caravana de mujeres se emite a las 21,25 en la primera cadena.

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