Laurent Fignon, su seguro servidor
Hasta hace un mes era el gregario de Hinault. Desde ayer es uno de los vencedores más jóvenes del Tour de Francia
Fignon todavía no se ha acostumbrado al triunfo, habituado a la labor de gregario de Hinault. "Yo no soy un buen escalador, no soy un buen contrarrelojista", pero casi todo lo hace bien. "La responsabilidad no me asusta. Los jóvenes llegan para reemplazar a los viejos. Mis compañeros se han puesto en el Tour a mi servicio*, pero yo me pondré al suyo cuando la suerte les sea favorable".Laurent vive con sus padres en Tournan-en-Brie. Allí recuerda con cariño su infancia, cuando "era muy revoltoso, hacía muchas tonterías, y aún no me he corregido. Me gustaba jugar con fuego, en el sentido propio del término. A veces llegaba a casa con la ropa quemada. Bastaba que me prohibieran una cosa para que yo la hiciera".
Nació en París, el 12 de agosto de 1960, y sus andanzas por Montmartre no hacían suponer sus grandes cualidades de escalador. Laurent hizo religiosamente sus estudios, mientras pugnaba por conseguir una bicicleta de cierta calidad. Sus mejores aptitudes eran para las ciencias y las matemáticas, y las peores, en fisica. Se matriculó en Ciencias y Estructura de las Materias, "pero no entendía nada, y a los seis meses lo dejé".
De sus actividades deportivas, ahora se conoce su interés por el fútbol, el voleibol y la natación, y sus buenas cualidades para el lanzamiento de jabalina. Pero su ilusión por la bicicleta le llevó a uns primeras discusiones con sus padres y a ingresar en un club ciclista, en Vigneux, con el que ganó su primera carrera a los 16 años, que así de triunfal fue su entrada en el ciclismo. En tres años cosechó 53 victorias como aficionado. Después de deshojar la margarita de los estudios decidió intentar suerte con la veterinaria, e ingresó en la facultad de Ciencias de Villetaneuse, "rnás que nada para complacer a mis padres, todo hay que decirlo".
Pero en 1981, Guimard, director técnico del Renault, se interesó, por él y le planteó la disyuntiva de ejercer el ciclismo como profesional. Lo acepta y comienza su corta carrera, en la que pasó de ser el lugarteniente de Hinault a vencedor del Tour.
Veintitrés años en agosto, 1,75 de altura, 67 kilos, recibe elogios de diferente cuño de los ex campeones. Anquetil alaba su calma, su inteligencia; Poulidor, sus cualidades risicas: "Es un superatleta. Tiene los músculos largos, pero técnicamente debe aprender". Ocaña también se inclina por su fisico, y Merckx observa en él la ambición que debe tener todo campeón: "No pierde ocasiones, es ambicioso y oportunista, como lo demostró hace poco en la lucha por las bonificaciones. Es una virtud que hemos tenido Anquetil, Hinault o yo mismo". Con eso parece haber querido decir que llegará a pentacampeón.
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