Arturo Fernández
El que fue galán de los años sesenta se desnuda ahora por primera vez en una obra de teatro
Protagonista de las más diversas comedias teatrales y galán del cine español de los sesenta, Arturo Fernández saldrá ahora desnudo, por primera vez en su vida, a un escenario. Es una obra -La chica del asiento de atrás- que tendrá, previsiblemente, un considerable éxito y que se estrena el 30 de julio en Santander y en septiembre en Madrid. A Arturo, con más de 20 años en la profesión, siempre le han ido bien las cosas y, sin embargo, tiene una cruda visión de su propia vida, quizá por ese bache que dice estar sufriendo: "Me gustan los éxitos, pero para seguir creyendo en mí mismo. No tengo seguridad en mí, no sé adónde voy, en este instante no sé por qué hago las cosas".
Arturo Fernández nació en Gijón hace 54 años en el seno de una familia con dificultades económicas. Acababa de cumplir los 19 años cuando decidió irse a Madrid: "Vine detrás de una mujer, con 625 pesetas en el bolsillo. Me acuerdo perfectamente".Fueron dos años de penuria en los que la mili fue casi un alivio para el futuro actor. Pero, después, varios años de figuración desembocaron en películas como Un vaso de whisky, Distrito quinto, Tocata y fuga de Lolita... Hasta un total de casi 50 filmes que han convertido su rostro en una de esas caras conocidas de toda la vida. En 1964 formó su propia compañía de teatro. Un año antes ya había hecho Pájaro de juventud, con Amelia de la Torre. Después, ¿Quién soy yo?, Yo soy Brandel, Pato a la naranja, Sencillamente un burgués... "He hecho muchas películas", dice Arturo, "pero tengo que reconocer que no he tenido suerte con el cine. Sólo ha habido tres o cuatro películas importantes. Por eso yo me aferré al teatro, porque aquí creo que es donde he encontrado mi sitio".
Una detrás de otra vinieron las comedias "burguesas, desenfadadas, divertidas, elegantes, jamás con escenas pornográficas", hasta que hace sólo unos meses recibe la oferta de hacer La chica del asiento de atrás, con Victoria Vera, Paula Martel y Trini Alonso. Eso de salir desnudo fue algo que dejó un tanto perplejo a Arturo Fernández: "Yo pensé que si era una obra de Bernard Siade no debía ser ninguna tontería. Tampoco lo es que Anthonty Perkins y Mía Farrow hayan sido los protagonistas de la misma en Nueva York. Y que en París lo hiciera con éxito Jean Paul Belmondo. Fui a ver las dos obras y vi cómo la gente se reía cuando salía el actor desnudo. Y cómo esa obra, sin esas escenas, perdería muchísimo. Así que acepté la propuesta. Creo que va a causar cierta sorpresa, pero confío en que va a tener éxito. Lo único que temo es pillar un resfriado".
Pero en realidad los temores de Arturo Fernández van más allá del simple resfriado. "No pienso en el retiro. Sólo que los años pasan para todos y cada vez me cuesta más trabajo emprender una nueva función. Acabo de rodar una película, Truhanes, y me he dado cuenta que terminaba agotado y que hace sólo cuatro o cinco años yo eso lo hacía dormido, profesionalmente hablando. Sé que ahora hay ciertos papeles que no me puedo permitir hacer".
Arturo está separado desde hace años y tiene tres hijos de los que dice que es lo único que le queda. Sigue en la esperanza de encontrar a la mujer de su vida y en este tema dice que siempre ha sido hombre de una sola mujer. "Nunca he sido hombre de líos. Lo que más me preocupa es la soledad".
¿Se siente solo Arturo Fernández? Habla con tristeza cuando recuerda a su madre, la única mujer a la que ha querido, según confiesa. "Para un asturiano, no poder ir a casa de su madre es terrible. Murió hace cinco años y todavía no me he repuesto. Ahora sólo voy a Gijón para visitar el cementerio. Y Gijón ya no es el mismo. Algunos amigos míos han muerto. Las cosas cambian o se mueren. Sólo la playa es igual". Y la voz de Arturo, que es una voz fuerte, casi chillona, suena desgarrada cuando dice con amargura: "En este jodido perro mundo todo ha cambiado".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.