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Li Shuang, una historia de amor

El Gobierno de Pekín pone en libertad a una joven que se enamoró de un chinólogo francés

Los franceses y los chinos están muy contentos por el happy end que las autoridades de Pekín le han regalado a la señorita Li Shuang, ciudadana de 27 años que había sido condenada en 1981 a dos años de reeducación y que este último fin de semana quedó en libertad. Todo su cautiverio era por mor de sus amores con un diplomático francés. Las relaciones entre París y Pekín habían sufrido. Ahora, ya se verá.

El diplomático francés y su china enamorada han conmovido mucho de veinte meses a esta parte. Los avatares comenzaron en septiembre de 1981, cuando la chica, Li Shuang, fue detenida por la policía delante de la verja de una casa en la que vivía un tal Emmanuel Bellefroid, chinólogo de formación y, por aquella época, destacado en la capital de China como documentalista de la embajada de Francia en Pekín.Ocurría lo siguiente: el diplomático descubrió a Li, aficionada a la pintura, y la animó a que se integrara en un grupo de pintores denominado Las Estrellas. Este grupo parece ser que era peligroso porque intentaba "explorar las Bellas Artes", y eso fue interpretado como una contestación sospechosa.

El caso iba a agravarse cuando quedó al descubierto que el diplomático y la china pintora estaban enamorados y, lo que era realmente fatal, que los enamorados vivían juntos en la casa del diplomático.

Acusaciones

Los órganos oficiales acusaron a Li de "mala conducta", de "violar las leyes chinas", de no tener en cuenta "la dignidad del país", de vender su alma al extranjero". Al francés chinólogo y documentalista se le echaron en cara "sus actividades incompatibles con un estatuto diplomático", y se le vino a decir que con su dinero estaba manipulando a Li y financiando la subversión del grupo Las Estrellas.Este cúmulo de cargos contra el diplomático y su amor acabó malamente. Al primero se le aconsejó que regresara a Francia, como así lo hizo, y la chica fue detenida, juzgada y condenada a dos años de "reeducación por medio del trabajo".

Li Shuang fue internada en un penitenciario para esto, ubicado en las cercanías de Pekín. Parece ser que la reeducación y el trabajo forzado consecuente no eran crueles como se suele suponer. Li tenía que hacer punto durante todo el día, pero se le permitía ver la televisión y leer los periódicos.

El Gobierno francés se enfadó mucho con esta historia. Los chinos también se mosquearon por considerar que el caso era "puramente interior". El mismo día que condenaron a Li, en 1981, el entonces ministro de Comercio Exterior, Michel Jobert, se encontraba en visita oficial en Pekín y, sólo enterarse del asunto, suspendió todas sus entrevistas técnicas y regresé a su país de muy mal humor.

En mayo pasado, el presidente de la República, François Mitterrand, viajó oficialmente a China y se cree que, ante las autoridades de este país, sacó a relucir a Li, al diplomático y sus amores. Es posible que el interés del presidente hiciera su efecto porque, ahora, cuatro meses antes de que finalice su reeducación por medio del punto, Li ha sido liberada, y esto ha ocurrido el mismo día que el ministro de Agricultura, Michel Rocard, se encontraba en China. Por eso se habla estos días de "una flor china para Francia", lo que quería decir que los dos países se van a llevar mejor.

Ahora, todos esperan que la novela acabe como es debido. Las esperanzas son realmente muchas: el novio, chinólogo y documentalista, ha dicho en Francia que "estoy loco de alegría", y que no espera más que la llegada de su novia. De acuerdo con las mismas confidencias del novio, Li está tan contenta como él y quiere casarse cuanto antes, "pero respetando, punto por punto, todas las leyes chinas".

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