Los socialistas austriacos perdieron la mayoría absoluta en las elecciones de ayer
Los socialistas austriacos (SPOE), a cuyo frente figura el hasta ahora canciller Bruno Kreisky, perdieron en las elecciones de ayer la mayoría absoluta de que gozaban en el Parlamento desde hace casi 13 años. Consecuente con sus declaraciones anteriores, Kreisky anunció su decisión de abandonar la vida política activa, aunque permanecerá al frente del partido socialista. El SPOE ha conseguido 90 escaños (frente a los 95 que poseía hasta ahora), menos de los 92 que necesita para gobernar en solitario.
Los resultados provisionales asignan al principal partido de la oposición, el Partido Popular de Austria (OEVP, democristiano), de Alois Mock, 81 escaños (frente a los 77 que tenía hasta ayer), mientras que los liberales de Norbert Steger (FPOE) consiguen 12 escaños, uno más de los que tenían hasta ahora.Los restantes partidos -entre ellos dos verdes y el comunista- fracasaron en su intento de obtener representación parlamentaria, según informa Hermann Terscht desde Viena.
El giro a la derecha ha sido mayor incluso de lo esperado, a juzgar por los resultados provisionales.
La posibilidad de una coalición entre los dos partidos mayoritarios -exigida por los democristianos y descartada por Kreisky en diversas ocasiones- no parecía anoche muy factible, a juzgar por las primeras declaraciones de los socialistas.
Todos los observadores coinciden en augurar una coalición entre los seguidores del canciller socialista y los liberales.
Aunque el hasta ahora canciller Bruno Kreisky, que cuenta 72 años de edad, aseguró que se retiraría de la vida política activa si los socialistas necesitaban de una coalición para formar nuevo Gobierno, lo cierto es que nunca descartó explícitamente la posibilidad de que los socialistas incluyeran algún liberal en su Gabinete.
Bruno Kreisky, canciller de Austria desde el año 1970, ocupó la cartera de Asuntos Exteriores entre 1959 y 1966, transformó su partido socialista en uno de los más dinámicos de Europa y su forma de gobernar es considerada como un ejemplo a seguir por el jefe del Ejecutivo español, Felipe González.
La jornada electoral se desarrolló de forma tranquila y el índice de participación fue muy alto, alcanzando el 86,6%.
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