La Vuelta empieza hoy

La Vuelta empieza hoy. La montaña es una gran hora de la verdad en el ciclismo y con la primera cita pirenaica se puede decir que el viento y los llanos, pese a algunos sobresaltos, han quedado como un simple aperitivo. Las tácticas de equipo, según está planteado el ciclismo profesional actualmente, serán bien distintas. Con las cuestas llega un momento en que sólo las fuerzas de cada uno responden. Lo habitual es que los escaladores de cada equipo lancen sucesivos ataques en los puertos anteriores para preparar el asalto final del jefe de fila, o del más fuerte. Pero todo es mucho más aleatorio.Ayer, Lejarreta, al ganar unos segundos en la primera escapada consumada de la Vuelta, en un terreno apropiado de entrenamiento, con continuas tachuelas -lo de menos fue que no ganara-, pareció querer avisar a Hinault de que no lo tendrá fácil. Y habrá otros españoles al acecho, aunque sus luchas internas pueden estropearlo todo, una vez más.

Para un día duro como se prevé hoy, con cuatro puertos y la llegada en cuesta, tras 30 kilómetros de continua subida, superando un desnivel de casi 900 metros, la alimentación es fundamental. La famosa pájara del corredor suele venirle por no comer en su momento ante un esfuerzo tremendo. Al ser la distancia a recorrer cercana a los 200 kilómetros, con más de seis horas sobre la bicicleta, el ciclista debe alimentarse dos veces. Se le da una bolsa a la salida y otra en el control de avituallamiento a mitad de carrera -hoy será en Vic, a los 94-. Lo normal es que cada una contenga: dos bocadillos con mermelada, dos pasteles de arroz, dos tartas de fruta, unos terrones de azúcar, ciruelas pasas crudas, plátano, manzana y bidones con té, limonada o café.

La dietética correcta ha variado una alimentación pasada rica en grasas, difícil de digerir e inútil a corto plazo, por otra de gran contenido en azúcares, de más rápida asimilación. Aunque la calidad del ciclista, lo fundamental en cualquier atleta, no se puede comer.