Todos los partidos políticos preparan cambios decisivos para después de las elecciones municipales y autonómicas
El mapa político español se modificará sustancialmente tras las elecciones municipales y autonómicas del próximo 8 de mayo. La fecha del día 9 significará el comienzo de lo que un dirigente socialista calificó de cambios decisivos en la práctica totalidad de los partidos políticos, desde el PSOE, en el poder, hasta Alianza Popular, pasando por todo el arco intermedio de formaciones que se proclaman centristas y por los principales partidos nacionalistas.
La operación en favor de un centro reformista, alentada por el dirigente de Convèrgencia i Unió, Miguel Roca, no se pondrá definitivamente en marcha hasta después de las elecciones, de acuerdo con sus principales cabezas; tanto el propio Roca como el secretario general del Partido Demócrata Liberal, Antonio Garrigues, han señalado que la operación comenzará en serio a partir del 9 de mayo, y ambos líderes han reiterado públicamente su conformidad e identificación con un mismo proyecto político.
Recomposición del centro
Pero la gestión de Roca entre algunos partidos o grupos regionales comenzó ya hace algún tiempo: el pasado fin de semana, el líder de la minoría parlamentaria catalana pegaba el primer cartel de la agrupación electoral Convergencia Nacionalista Canaria, que agrupa al Partido Canario Liberal (dependiente del PDL), Asamblea Independiente de Lanzarote y Grupo Tagoror. Antes, Roca había asistido al congreso inaugural del grupo nacionalista balear, animado por Jerónimo Albertí. Dentro de la operación Roca estarán, sin duda los partidos regionalistas que animan Antonio Rosón en Galicia, María Teresa Revilla en Castilla y lo que resulte de los intentos centristas que alientan, en Madrid, los ex ministros Juan José Rosón y Federico Mayor Zaragoza, entre otros.El lanzamiento de esta operación reformista significará, sin duda, la única posibilidad de supervivencia para el PDL, que concurre a las elecciones con escaso número de candidaturas y de efectivos humanos y económicos.
El éxito o el fracaso de la operación Roca, aún no perfectamente delineada ni explicada a la opinión pública, significará, a su vez, la muerte o la revitalización del Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez, que mantiene sus aspiraciones de alzarse con la hegemonía en el espectro político centrista. Según Jose Ramón Caso, ecretario general del CDS, las expectativas razonables del partido se centran en lograr más de mil concejales y unos 300 alcaldes en todo el país.
El rechazo mostrado por el CDS a la operación Roca desde el primer momento hace que la batalla por el centro político vaya a quedar inaugurada, de hecho, el 9 de mayo, y mucho dependerá de los efectivos que unos y otros hayan obtenido en las votaciones del día anterior. El eslogan elegido por el CDS para concurrir a la presente campaña, El equilibrio necesario, resulta todo un síntoma de las intenciones que animan al . partido suarista para el próximo futuro. La fecha del 9 de mayo ha sido fijada también, de manera prácticamente oficial, para la reanudación del debate interno en el Partido Comunista de España. Inmediatamente después de las elecciones, el PCE reabrirá un tenso debate interno, que, un tanto tópicamente, tiene como principales cabezas al actual secretario general, Gerardo Iglesias, y a su predecesor, Santiago Carrillo, empeñados ambos en distintos modelos de lo que debe significar la modernización del partido.
La batalla interna del PCE se resumirá en el congreso nacional, del partido, a celebrar el próximo otoño, de donde podría surgir una nueva dirección y, presumiblemente, nuevas orientaciones de actuación. Como en otros casos anteriormente citados, la supervivencia del equipo de Iglesias podría depender en gran medida de que logre mejorar los resultados electorales del pasado 28 de octubre.
El propio partido en el Gobierno se enfrentará, en los próximos meses, a una reestructuración interna, que culminará en el congreso nacional que el PSOE celebrará a comienzos de 1984. El vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del partido, Alfonso Guerra, en una reciente actuación pública para presentar un libro sobre la sociología del socialismo español, profetizaba importantes cambios en el PSOE para el próximo futuro.
El próximo congreso socialista deberá afrontar, entre otros temas no resueltos, el de la relación Gobierno-partido.
Todo indica que el actual vicepresidente estudia un abandono del Gobierno para dedicarse plenamente al partido; no faltan sectores, dentro del cuartel general socialista, en la calle Ferraz, que Diensen en la conveniencia de que Guerra asuma la secretaría general, mientras Felipe González quedaría dedicado exclusivamente a la tarea de gobernar.
Sin embargo, donde, presumiblemente, se producirán los cambios más profundos será en la coalición conservadora que aglutina a Alianza Popular, al Partido Demócrata Popular de Óscar Alzaga y a la Unión Liberal de Pedro Schwartz.
El PDP ha sido el primero de los tres en preparar una reestructuración de sus órganos directivos, lo que presumiblemente afectará a la secretaría general, hoy ocupada por José Manuel Otero Novas, y significará la creación de alguna nueva vicepresidencia.
Alianza Popular también celebrará su congreso, previsiblemente, a comienzos de 1984. Aunque, habitualmente, este tipo de actos no había revestido, hasta el momento, excesivo significado en la vida del partido de Manuel Fraga, la próxima edición puede ser diferente: el estallido de las divergencias entre el vicepresidente, Fernando Suárez, y el secretario general (y candidato a la alcaldía de Madrid), Jorge Verstrynge, condicionará una remodelación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.