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Fórmula 1

Arnoux, con Ferrari, el más rápido en Long Beach

El francés René Arnoux, al volante de un Ferrari turbo alimentado, consiguió el mejor tiempo de la primera sesión de entrenamientos oficiales del Gran Premio de Long Beach (Estados Unidos), según informan las agencias de Prensa. Al haber sacado más de un segundo y medio de diferencia a sus compatriotas Alain Prost (Renault) y Patrick Tambay (Ferrari), todo parece indicar que Arnoux saldrá hoy desde el primer lugar de la parrilla. El ex campeón del mundo de motociclismo, el venezolano Johnny Cecotto, y el recién llegado ex campeón del mundo de Fórmula 1, el australiano Alan Jones, lograron tiempos destacados.En el reformado trazado del circuito urbano de Long Beach, los motores turbo alimentados lograron imponerse con claridad a los de admisión convencional. Sin embargo, mientras los Ferrari montaron para conseguir esos registros unos neumáticos muy blandos, que solamente duran cuatro o cinco vueltas y que están especialmente concebidos para los entrenamientos, los Renault, los Brabham y los Williams consiguieron sus registros con los neumáticos pervistos para la carrera.

Para la prueba, los coches italianos tendrán la desventaja de montar otras ruedas menos competitivas, así como el llenar los depósitos de gasolina a tope para aguantar toda la carrera. Los Brabham y los Williams, sin embargo, cargarán sus depósitos sólo hasta la mitad, para repostar mediada la carrera. Esta táctica, ideada y puesta en práctica por Bernie Ecclestone para su equipo Brabham, resultó un éxito en Brasil, en la primera prueba del campeonato.

Por su parte, el australiano Alan Jones, campeón del mundo en 1980 y ausente de la competición durante toda la temporada pasada, realizó un tiempo destacable en la primera sesión. Pese a que su Arrows es un coche muy poco competitivo, Jones quedó a menos de un segundo de desventaja del actual campeón, el finlandés Keke Rosberg, y a sólo un par de décimas de segundo de Nelson Piquet -campeón en 1981- y de Niki Lauda -campeón en 1975 y 1977-, todos ellos con coches muy superiores al del australiano.

De cualquier forma, la carrera se disputará únicamente si los organizadores arreglan la pista al final de la recta principal. En esa zona, una especie de cambio de rasante provocaba el salto de los monoplazas justamente en el sitio donde los pilotos tienen que frenar al máximo. Allí, a más de 250 por hora, los coches despegaban como catapultados por el brusco cambio de pendiente, y prácticamente no tenían sitio para frenar.

En esa misma zona, las suspensiones casi reventaban al volver el coche a tomar contacto con el suelo después del salto. Eso hubiera sido mucho más grave en la carrera, al pesar los coches doscientos kilogramos de más, por tener los depósitos de gasolina cargados.

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