Aumentan los síntomas de recuperación económica en Estados Unidos
La publicación en Estados Unidos del índice de los principales indicadores económicos, correspondiente al mes de enero, que ha registrado el mayor incremento desde julio de 1950, ha generado una oleada de optimismo en medios financieros americanos, que interpretan el dato como una confirmación de que la recuperación económica anhelada ha comenzado al fin.
El índice mencionado, un 3,6% en el primer mes del año, se elabora teniendo en cuenta la coyuntura en los sectores claves de la actividad económica y es considerado como un barómetro capaz de predecir con varios meses de adelanto el rumbo que va a tomar la economía. De los componentes estudiados, sólo uno, las peticiones de equipamiento industrial, fue negativo. El crecimiento de la masa monetaria, la duración de la semana de trabajo en la industria y los nuevos pedidos de bienes de consumo y materiales registraron las mejores marcas.
Las previsiones, en cuestión
La subida del índice, unida al descenso de los precios del petróleo, han hecho que la Administración estadounidense y las instituciones privadas pongan en cuestión sus previsiones de crecimiento para 1983. El consejero económico del presidente Reagan, Martin S. Feldstein, ha anunciado ya que el Gobierno revisará en abril sus anteriores estimaciones para 1983, según las cuales, la economía crecería un 3,1% en 1983; el desempleo, sería de un l0,4%; la inflación, de un 5,6% y el déficit alcanzaría un record de 208.000 millones de dólares (casi 25 billones de pesetas) en el actual año fiscal que finaliza el 30 de septiembre próximo.
Un descenso del paro, de la inflación y tal vez, una ligera reducción del déficit presupuestario para el año próximo figuran entre las nuevas expectativas. De hecho, las actuales previsiones de la Administración Reagan son consideradas como deliberadamente pesimistas para evitar el descrédito sufrido durante los dos años anteriores, cuando se hincharon demasiado las cifras. Si la recuperación se consolida, el crecimiento podría ser del 5% y el desempleo podría pasar al 9% a finales de año, ha dicho Fe1dstein.
El desempleo, sin embargo, permanece estancado en un 10,4% con un ligero aumento en las cifras absolutas que rondan los doce millones de personas (11.490.000), según los datos del pasado febrero. Esto podría indicar que la recuperación no será tan rápida como algunos preven. "Las oportunidades de conseguir un trabajo no han mejorado para los obreros americanos", según los sindicatos estadounidenses AFL-CIO.
Entre los sectores que parecen salir del bache están la construcción, que registró en enero el alza más fuerte desde hace 37 años y tuvo a su favor el buen tiempo reinante, y la producción automovilística, que creció un 53% en relación al mismo periodo del año pasado. Las ventas de automóviles, sin embargo, tendrán aumentos más limitados (un 20% en 1983, según el Departamento de Comercio).
Reducción de las tasas de interés
Por otra parte, muchos economistas predicen que el descenso de los precios del petróleo reducirá la inflación y las tasas de interés en cuantías aún no determinadas. En una reciente conferencia pronunciada en Madrid, el presidente de la multinacional norteamericana NCR, William S. Anderson, señalaba, con todo, que la caída de los precios del petróleo tendría más impacto sobre la economía de otros países no productores de petróleo que sobre los Estados Unidos, donde muchos empresarios se darían por satisfechos, afirmaba, si las tasas de interés bajan a un 10%. Cada dólar menos en el precio del petróleo recorta la factura petrolera americana en 2.000 millones de dólares, suponiendo que las importaciones totales de crudo estadounidense sean de 5,3 millones de barriles diarios para este año Algunos expertos advierten, a su vez, sobre las nefastas consecuencias que una caída en picado de los precios del petróleo puede tener sobre el sistema financiero mundial y las inversiones de los países productores.
Los defensores de la teoría de la locomotora creen que EE UU arrastrará en su recuperación a Europa Occidental, que se beneficiará del aumento de la demanda en aquel país. Sin embargo, el déficit en el comercio exterior estadounidense, de 70.000 millones o 80.000 millones de dólares según las previsiones para este año, ha generado fuertes tendencias proteccionistas, mientras el aumento del valor del dólar en relación a otras monedas no favorece en absoluto las exportaciones norteamericanas. Para empresarios norteamericanos como el presidente de la NCR, la clave de la recuperación está en el rumbo que sigan las presiones proteccionistas que lastran actualmente el estancado comercio mundial. Para luchar contra el proteccionismo, Anderson sugirió en Madrid una mayor coordinación entre las principales economías capitalistas, El UU, Europa Occidental y Japón, para evitar la asfixia del Tercer Mundo, cuya deuda exterior supera los 600.000 millones de dólares.
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