Las armas de Caín
Me imagino que el artículo de Guillermo Cabrera Infante Nuestro prohombre en La Habana, publicado en EL PAIS del, 3 de febrero, habrá hecho las delicias de algunos y molestado a los más.Personalmente aplaudo que alguien haya tenido los bemoles necesarios para faltarle el respeto a Gabriel García Márquez, quien, con y sin Nobel, va camino de ser un mito sagrado, lo peor que le puede ocurrir a un hombre que no quiere dejar de serlo.
Pero como ni quito ni pongo rey ni ayudo a ninguno de los dos señores de las letras latinoamericanas, creo que el viejo Caín ha hecho un triste y tardío uso de su desusado seudónimo al usar en su artículo las feas armas de los hermanos mal avenidos. /
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