'Obsesión', la dificultad del melodrama
Aunque hay críticos que consideran esta película de Douglas Sirk, realizada en 1954, como una de las más curiosas de su filmografía, el autor no se entusiasmó con ella. La decisión de rodarla partió de la actriz Jane Wyman, que se encontraba entonces en el cenit de su carrera (había interpetado ya a Belinda, la famosa muda violada por un desalmado), que se había entusiasmado con Magnificent obsession, la película que en 1935 había interpretado con éxito Irene Dunne bajo la dirección de John M. Stahl sobre una novela de Lloyd Douglas.La historia de una ciega enamorada de un hombre alcohólico que sobrevive gracias a que su propio marido perdió la vida, dejó aterrado a Douglas Sirk: "Es el libro más confuso que puede imaginarse. Es tan abstracto en tantos aspectos que yo no veía la posibilidad de hacer una pelicula con él. No había visto la versión de Stahl y sigo sin verla". Deprimido, creía el director que bajo un proyecto así "íbamos a quedar enterrados", pero intuyó que Jane Wyman podía tener razón "y que esta condenada historia sería un éxito". Lo fue; según dice, "resultó durante años la película de mayor éxito de la productora Universal".
Obsesión se emite hoy, a las 21
45, por la segunda cadena.
A Sirk le atraía el tema de la ceguera. Un desajuste extremadamente dramático, dice, que surge de que en el mundo de la imagen se traten temas de personas que no pueden ver... pero continúa siendo escéptico cuando habla de su Obsesión: "En Estados Unidos no pueden hacerse las películas que uno quiere, sino sólo las que otros quieren hacer. En esas condiciones, lo único que cabe es expresar una mayor o menor habilidad en la realización. Creo que logré expresar una cierta ironía en Obsesión por debajo de la superficie; no ironía en el sentido habitual de la palabra, sino como elemento estructura, un elemento de antimonia".
De cualquier forma, es una película menor, aunque "la historia menor es, con mucho, el mejor material cinematográfico; incluso en el teatro no es la historia lo más importante: es el lenguaje lo que cuenta. El lenguaje en el cine tiene que ocupar la cámara y el montaje. Tienes que escribir con la cámara".
El crítico José Luis Guarner considera que esta escritura de Sirk le ha convertido en el gran especialista del drama romántico. "Gracias a su gran refinamiento visual, su rigor en la construcción dramática y su flexíble dírección de actores", hasta el punto de otorgarle un "tono inconfundible, inútilmente imitado por sus continuadores".
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