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Los italianos expresaron masivamente su apoyo a la unidad sindical

Juan Arias

La huelga general del sector industrial organizada por los sindicatos en toda Italia el martes pasado ha tenido una profunda repercusión; sobre todo, porque se ha revelado mayor aún de lo que se pensó en un primer momento. En Milán por ejemplo, la cifra oficial de los participantes ha sido de 200.000, con una procesión por las calles de la capital del norte italiano que ocupaba más de seis kilómetros.Lo más destacable, junto a la seriedad en que se llevó a cabo esta huelga, considerada como una de las más importantes de los últimos años, ha sido la voluntad expresada masivamente de querer, a pesar de todas las polémicas, mantener la "unidad sindical". Y de ello se han felicitado los tres secretarios generales de CGIL, CISL y UIL, Lama, Carniti y Benvenmuto, quienes llegaron a brindar juntos aquella noche, después del pánico de los días pasados por la posibilidad de que la huelga pudiera haber señalado el día negro de la ruptura sindical.

En muchas ciudades, a los trabajadores de la. industria se unieron espontáneamente los de otros sectores que no habían sido convocados oficialmente a la huelga. Y hasta simples ciudadanos y familias enteras con niños y todo se agregaron a las manifestaciones.

Como única nota discordante, duramente condenada por todos, pero especialmente por el diario L'Avanti, órgano oficial del Partido Socialista, fueron algunas intemperancias contra los líderes sindicales socialistas como por ejemplo en Padua, donde Rocco Campa fue pisoteado y tuvo que ser trasladado al hospital.

El órgano socialista escribió ayer que "durante años, gran parte de la izquierda italiana cabalgó el tigre del extremismo infantil. Hubiera sido necesario cortarle las uñas y sin embargo se prefirió acariciarle el pelo", y añade: "hoy hay quien quiere volver a la guerrilla ciudadana; que por lo menos los auténticos demócratas aprendan la lección del pasado".

Contestación a la crisis

El debate político ha empezado a manifestarse sobre el verdadero significado de este volcarse de la clase traba adora a la calle para defender algunos de sus derechos amenazados por la dura crisis económica.Si algunos, sobre todo en el campo comunista, han preferido ver en este gesto de protesta una vuelta a los años cincuenta, otros observadores, como el experto en política y famoso teólogo Gianni Bagget-Bozzo, han puesto en guardia sobre esta interpretación afirmando que hoy "existe una angustia diversa en el corazón del mundo del trabajo" y que las huelgas no son ya una nostalgia del "socialismo real". Afirma también que hoy la llamada "clase obrera" siente dentro que está dando "la última batalla de una historia colectiva". Se trata más bien, dijo el teólogo socialista, de una clase trabajadora integrada por un conjunto de sectores diversos como los sin trabajo, los del doble trabajo, los sin esperanza para sus hijos, los sin casa o los que tiemblan ante el peligro de poder perder el puesto de trabajo.

Según los observadores, la gente se sumó espontánemente a las manifestaciones, como en un deseo de "aferrarse a lo que tiene", sabiendo que se va irremediablemente "cuesta abajo".

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