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Esta vez el desacierto del Barcelona fue internacional

EMILIO PEREZ DE ROZAS, El Barça viajará la próxima se mana a Birmingham con ventaja mínima. Udo Lattek, manteniéndose en la línea conformista de los últimos encuentros, cree que el gol de Marcos será suficiente para ganar la Supercopa que, contra lo que cree mucha gente, no es un trofeo, sino un diploma y, por tanto, su exhibición no luce tanto como la Recopa. La verdad es que anoche el Barcelona no supo aprovechar las indecisiones inglesas para sentenciar la competición. El Aston Villa, que saltó al Camp Nou vestido de blanco, y eso siempre crea distanciamiento entre la parroquia barcelonista, jugó pensando que todavía le quedaba un partido e intentó garantizarse un buen taquillaje para el miércoles.

El Barcelona creó ocasiones de gol mientras Schuster llevó la batuta, cosa que sólo sucedió duran te la primera parte. El centrocampista alemán intentó los largos desplazamientos, consiguiéndolo en varias ocasiones, pero la torpeza de sus compañeros inutilizó su labor. Las ocasiones se crearon a trompicones, las oportunidades nacían de jugadas casuales, sueltas, que nadie sabía culminar.

Quini volvió a estar en crisis y, sin delantero centro, resulta muy difícil aumentar el tanteo. El Aston se limitaba a mantener el balón con paredes, intentando aprovechar las cesiones en profundidad de sus dos puntas, Shaw y Withe, que jugaron siempre de espaldas a la portería de Urruti, esperando el avance de sus compañeros.

La primera parte fue mala, pero entretenida. El público, que tiene excesivas ganas de aplaudir y se alegra por cualquier cosa, se pasó la noche suspirando por ocasiones que pasaban a dos metros del poste o a tres del pie del delantero barcelonista. Cierto es que, con mayor acierto rematador, el Barça hubiera podido retirarse al descanso con un golito a favor. Spink detuvo dos buenos remates de Carrasco y Alexanco, aunque es cierto que fueron los ingleses quienes hubieran podido inaugurar el marcador a los quince minutos, en un remate de Shaw, tras salida en falso de Urruti, que Alexanco despejó en la misma línea de gol.

El aburrimiento, el conformismo y la repetición de los errores que viene cultivando el Barcelona de esta temporada llegaron en la segunda parte, cuando la pierna de Schuster dijo basta y cada barcelonista quiso intentar su jugada. La suerte fue, que Marcos vio puerta y marcó. A partir de ese gol, los jugadores, que parecían conscientes de la satisfacción de su técnico por el mínimo 1-0, optaron por conservar el resultado, intentando el contragolpe. Fue una táctica hábil, en la que no cayó el Aston, que se convirtió en el mandón del partido e intentó inquietar a Urruti, que ya en el primer tiempo estuvo a punto de meterse un gol él solito.

El escaso público, que acudió ayer al Camp Nou para dejar la friolera de veinticinco millones de pesetas, se sigue engañando. Lattek les ha metido en la cabeza que "lo importante es ganar" y se conforman. Lo malo es que anoche el Barça tenía necesidad de aumentar ese mínimo 1-0. El conformismo es un mal aliado, sobre todo para un club de la categoría y potencia del Barcelona. Si Núñez, Lattek, los jugadores y la afición tienen suficiente con ganar por la mínima, aquí sobramos todos. Y es que todo parece indicar que el presidente sigue pensando en su equipo triomfant, el técnico en acabar la temporada, los jugadores en ganar algún título que les permita seguir en la nómina millonaria y el público con la vuelta de Maradona, el único que sabe convertir el fútbol en un espectáculo.

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