Deficiencias en el censo electoral

Con esta carta quiero dar publicidad a mi irritación, originada al comprobar que ni mi esposa ni yo estamos incluidos en el censo electoral. Hemos votado en ocasiones anteriores y estamos en el padrón actual. Según parece, se han cometido errores en el proceso de mecanización de esa información durante su traslado al censo electoral, pero no vale decir que las máquinas se han equivocado, yo me inclino a pensar en la ineptitud de los programadores y en que no se ha puesto el cuidado necesario contrastando los resultados con otras fuentes de datos alternativas. Me dicen que en Madrid hay más de 30.000 personas en estas condiciones, y sólo en el inmueble que habito le ha sucedido lo mismo al 80% de los vecinos. En las próximas elecciones habrá muchas abstenciones obligatorias. Cabe hacer una reflexión: estos errores no suceden cuando se trata de obligaciones legales, militares o fiscales de cualquier índole, entonces el control de los ciudadanos es férreo y total.Hay que comentar también la inaudita desidia del Ayuntamiento, que encargó a una empresa la elaboración del censo y después no tuvo la precaución de comprobar si lo que le entregaban, pagando por todos los ciudadanos, era un producto bueno o averiado. ¡Qué más da! Se trata sólo de que los madrileños ejerzan su derecho a votar; si al menos el asunto tuviera que ver con las multas de tráfico... Y no basta ahora con decir que las listas estuvieron expuestas quince días; por diversas razones es posible que una persona haya omitido la revisión del censo, y eso no es motivo para privarle de sus derechos. Además, ¿tan dificil es confeccionar listas adicionales, in

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cluso hasta veinticuatro horas antes de la votación, y remitirlas a los partidos políticos y a los presidentes de mesa con tiempo suficiente? Pero, claro, eso sería ayudar, término en franca decadencia. Los problemas se pueden resolver cuando se quieren resolver. /

Madrid.