México puede quedar paralizado el próximo día 1 de noviembre por la huelga general
Toda la industria mexicana y gran parte de los servicios pueden quedar paralizados dentro de una semana si no se llega si un acuerdo entre la patronal y los sindicatos en torno a un reajuste salarial de emergencia. Los trabajadores reclaman un 50%, mientras los empresarios dicen que en ningún caso pueden rebasar el 10%, so pena de cerrar sus fábricas por inviabilidad económica.
Más de 200.000 empresas tienen sobre sí la amenaza de la huelga el próximo 1 de noviembre, incluyendo corporaciones estatales como Pemex, Teléfonos de México y la Comisión Federal de Electricidad. La Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), brazo sindical del Gobierno, con más de cuatro millones de afiliados, se ha mostrado hasta ahora inflexible en sus exigencias.Fidel Velázquez, el octogenario líder de la CTM, asegura que la demanda de los trabajadores es moderada, ya que la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios supera el 70% en los últimos meses. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Manuel Clouthier, admite este hecho, pero añade que también las empresas han sufrido serios daños y no pueden hacer frente a un aumento salarial como el que se les pide.
Fruto de la grave crisis económica que padecen las empresas mexicanas es la desaparición de 420.000 puestos de trabajo en lo que va de año, según datos asumidos por la Secretaría de Trabajo. En boca de los empresarios, estas cifras son aún más alarmantes, ya que, según sus cálculos, el número de despedidos ascendería a cerca de un millón. Sólo el sector de la construcción habría prescindido ya de unos 400.000 puestos de trabajo.
Aumento del paro
Ya las estadísticas oficiales revelan por sí solas un aumento de dos puntos en los índices de paro, que solían situarse en el 15% de la población activa, a lo que hay que sumar una enorme masa de subempleados que representa otro 40%. Quiere esto decir que de veinte millones de mexicanos en edad de trabajar, únicamente nueve millones disponen de un empleo fijo, aunque cada día menos seguro.A estas cifras hay que añadir la incorporación anual de unos 700.000 jóvenes al mercado laboral, sin que en las actuales circunstancias tengan una mínima posibilidad de colocación.
En medio de este panorama, parece descabellado, opinan los empresarios, plantear una subida salarial del 50%, cuyo efecto más inmediato sería un aumento espectacular de los índices de desempleo. Pero en un país donde el paro y el subempleo son situaciones casi normales para millones de trabajadores, Fidel Velázquez parece decidido a pasar esta vez por encima de tales. augurios. "El número de despedidos supone sólo el 2% de la fuerza laboral", ha dicho.
Resulta cuando menos chocante que hayan sido los empresarios y no los sindicatos quienes han puesto más énfasis en el continuo deterioro del mercado laboral. Esto tiene su lógica en medio del forcejeo que las dos partes sostienen por el reajuste salarial, ya que el miedo al despido puede actuar como elemento moderador en el conflicto.
Pero en esta ocasión el peligro que señalan los empresarios parece responder a la realidad. Al margen del uso interesado que estén haciendo de tales cifras, lo cierto es que más de 15.000 empresas, en su mayoría pequeñas y medianas, han tenido ya que cerrar sus puertas este año. Y existe verdadero temor a, que grandes sociedades puedan seguir el mismo camino.
El grupo industrial Alfa, el mayor holding privado de Latinoamérica, que la pasada primavera tuvo que suspender los pagos de su deuda externa (más de 2.500 millones de dólares), ya ha despedido a 10.000 trabajadores. El sector automovilístico ha prescindido de 15.000 obreros. Hasta la climatología fue tan adversa, que 750.000 jornaleros se quedaron sin trabaje) de temporada, según datos de las centrales campesinas.
Crisis industrial
La crisis de la industria no es ninguna exageración si se tiene en cuenta que su deuda externa (20.000 millones de dólares) suponía a comienzos de año 500.000 millones de pesos y se ha convertido ahora, por efecto de las devaluaciones, en 1,4 billones. La bancarrota financera de México ha paralizado, por lo demás, el 30% de su planta industrial, por falta de divisas para adquirir materias primas y bienes de equipo.La industria privada pidió al Banco de México 5.000 millones de dólares hasta finales de 1982 para importaciones prioritarias. Se le concedieron 1.300 millones. No porque exista un propósito deliberado de perjudicarla, sino sencillamente porque no hay dólares suficientes.
La firma del convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sólo supondrá un alivio parcial, ya que los 4.000 millones de dólares que conceda el FMI suponen un 20% de lo que México necesita antes de que termine el año: 5.000 millones para intereses de su deuda, 10.000 millones para amortizaciones del principal (cuyo pago el Gobierno trata de renegociar aceleradamente) y otros 5.000 millones para importaciones inaplazables, capítulo este último agravado por una pésima cosecha.
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