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Las ansias separatistas de los tamiles, telón de fondo de las elecciones presidenciales de hoy en Sri Lanka

Hoy, 20 de octubre, se celebran elecciones presidenciales anticipadas en Sri Lanka (antiguo Ceilán), de hecho las primeras desde su independencia en 1948. La breve y nerviosa campaña electoral se ha desarrollado en un ambiente de tensiones estudiantiles e interétnicas, que han envenenado aún más la difícil situación del país, en constante deterioro desde 1980. La lucha por la jefatura del Estado parece centrada entre el conservador Partido Nacional Unido, actualmente en el poder y favorito para los sondeos, y el Partido de la Libertad, de tendencia izquierdista y budista.

Sri Lank elige hoy, por primera vez desde su independencia, en el seno de Commonwealth, en 1948 y por sufragio universal, al presidente de la República.Los 8.145.000 electores de Sri Lanka deberán decidir hoy entre los seis candidatos que aspiran a la Presidencia que reresentan a otros tantos partidos: el Partido Nacional Unido- (United National Party, UNP), de la derecha liberal-capitalista, en el poder; el Partido de la Libertad (Sri Lanka Freedom Party, SLFP), izquierdista y budista; el Frente de Liberación del Pueblo (Janatha Vimukthi Peramuna, JVP), extrema izquierda. comunista; el Partido Socialista (Lankâ Sama Samàj Party, LSSP) y el Partido Socialista Separado (Nava Lankâ Sama Samâj Party, NLSSP), ambos trotskistas, y el Congreso Tamil (Tamil Congress, TC), de un sector de la minoría tamil.

Pero la lucha, en realidad, se va a decidir entre los candidatos de los dos grandes partidos del país, el aún presidente, J. R. Jayewardene, del UNP, y H. Kobbekaduwa, del SLFP, el partido de Sirimavo Bandaranaike -la señora B-, quien no puede presentarse al seguir suspendidos sus derechos civiles por abuso de poder en su anterior mandato.

Con su desenvoltura habitual, los europeos han pretendido ha cer de Sri Lanka un modelo de estabilidad a la británica, cosa que nunca ha sido. Ciertamente, el mecanismo parlamentario no ha funcionado mal del todo desde la independencia en 1948. Sin embargo, el país es un saco de problemas económicos, étnicos, religiosos, políticos y sociales, que lo desgarran internamente.

Moderación y violencia

Sus habitantes son fruto de una mezcla secular entre pobla ciones venidas del noroeste y del sur de la India, entre los siglos VI y III a.C., que fundaron varios reinos. La mayoría de la población (72%) habla el cingalés, lengua indoeuropea del norte de la India, y es budista. El 22%, unos tres millones, habla tamil, lengua del sur de la India, repartidos en hinduistas (16%) y musulmanes (6%). Más de un millón de, tamiles llegaron como braceros a partir del siglo XIX; no son ciudada nos cingaleses y se ha intentado repatriarlos a la India repetidas veces, con escaso éxito.

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El enfrentamiento entre cingaleses y tamiles ha sido siempre un grave problema, agudizado en los años cincuenta y sesenta, cuando el cingalés fue convertido en lengua oficial. Hoy la tensión subsiste y la represión no puede con el separatismo pacífico del Frente de Liberación Unido Tamil (Tamil United Liberation Front, TULF), que aspira a crear un Estado separado, Eelam, ni con el violento de los Tigres (Tamil Tigers).

Hay, además, un 6,9% de católicos, un 1% de musulmanes malíratas y malayos, un 0,3% de burghers (descendientes de colonos holandeses del siglo XVII), y unos 1.200 vedas, la antigua población autóctona de raza australoide.

Por si fuera poco, budistas e hinduistas están subdivididos en castas, de límites mucho menos rígidos que las de la India.

Con doscientos dólares per cápita al año es fácil deducir que uno de los problemas mayores es el económico. La economía es de tipo neocolonial dependiente: agricultura de plantación (té, caucho, cocoteros), mediatizada por las empresas británicas estadounidenses , y que sufre una inestabilidad de precios crónica, escasa industrialización, salarios de miseria, comercio exterior deficitario, elevado crecimiento demográfico (se ha pasado de una población de 6.650.000, en 1946, a una de 14.741.000, en 1979, sobre 65.610 km2).

La 'señora B'

Tras dos siglos de colonialismo, la independencia llegó pacíficamente, sin duda, pero el Reino Unido entregó el poder a una elite conservadora agrupada alrededor del UNP de la,familia Senanayake, que gobernó hasta 1956 y de nuevo en 1965-1970, y de 1977 hasta hoy. El UNP dejó casi intacta la estructura colonial y no resolvió el problema étnico, que luego heredó la izquierda reformista del SLFP.Esta subió al poder en 1956, con S.W.R.D. Bandaranaike, sustituido, tras su asesinato (1959), por su mujer, Sirimavo, que gobernó hasta 1965 y luego en 1970-1977, en coalición con la izquierda comunista (prosoviéticos y trotskistas).

La señora B llevó a cabo el primer intento serio de reformar las estructuras neocoloniales, pero su política lingüística y su intransigencia hacia los tamiles deterioraron su imagen. Su ambigüedad e indecisión en las reformas fue una de las causas de la rebelión armada ruralista y antielites del JVP, duramente reprimida y que representó un giro en la historia contemporánea del país, al reforzar a las atemorizadas derechas y desvencijar durante un tiempo a las izquierdas. Con todo, la señora B elaboró un plan quinquenal, llevó a cabo la reforma agraria (1972) y nacionalizó la banca y las grandes plantaciones (1975).

Reformistas al poder

Sus errores y la crisis económica llevaron al triunfo, en 1977, a Jayewardene, del ala reformadora del UNP, en parte gracias a los votos del TC. Pero no pudo evitar el resurgimiento del separatismo tamil, al que sólo supo reprimir, irritando con ello a la India, protectora de los tamiles de allende el estrecho de Palk. Pese a la ayuda extranjera, su política liberal-capitalista aumentó la deuda exterior, creó una zona franca que fue un Estado dentro del Estado, desnacionalizó una parte de las plantaciones (*), pero no pudo privatizar de nuevo la tierra entregada a los campesinos.Jayewardene limitó la escasez alimenticia, pero no pudo con el desempleo. Pese a haber reducido los servicios sociales, los inversores occidentales amenazaron con disminuir las inversiones si Jayewardene continuaba con el excesivo gasto público; pero no pestañearon ante los planes de construcción de una nueva y costosa capital, Jayewardenepura (Ciudad de Jayewardene). Enmendó la Constitución (1978) para poder transformarse de primer ministro en presidente, abusé de los decretos y elevó al 12,5% el porcentaje de sufragios necesario para el acceso de partidos políticos al Parlamento, medida dirigida contra la izquierda y los tamiles.

Internacionalmente, el actual presidente se acercó a Occidente, pero mantuvo discretas relaciones con la URSS, no entró en la sustituta de la OTASE, la ASEAN, por su carácter militar, y dio facilidades portuarias militares a Estados Unidos.

Ahora, pese al fracaso, sólo mediano, de su liberalismo,Jayewardene y su UNP creen asegurarse la victoria y la continuidad de su política, adelantando las elecciones presidenciales (previstas para 1984, después de las legislativas de 1983). Pretende capitalizar así el que la izquierda, desunida, no haya sido capaz de presentar un candidato único, y su éxito real, pero circunstancial, sobre el separatismo de los Tigres (septiembre-octubre).

El candidato del UNP tiene hoy bastantes probabilidades, al tener asegurado ya, sin duda, un 30%-35% de los votos. Pero no falta quien de la victoria al candidato de la señora B, que tendría asegurado un 25%-30% de los votos, a quien irán, además, los votos del Partido Comunista, prosoviético.

Separatismo

Tampoco se presentan los partidos separatistas, pero el TC dará votos al UNP. Los sectores capitalistas, las patronales, los plantadores, el lobby británicocingalés de Londres van a ejercer sus influencias limpias y sucias en favor del UNP.Lo mismo harán por su lado, en apoyo del SLFP, los sindicatos (los más poderosos son los trotskistas), los tres grandes grupos de la Prensa (controlados por el SLFP desde 1973) y algunas agrupaciones budistas laicas.

Todos ellos seguirán las reglas del parlamentarismo a la europea, pero aderezándolo abundantemente con las sinuosidades de la política local, la superfragmentación en tendencias y camarillas, la exacerbada pero seria politízación y el clientelismo, adaptándolo inteligentemente a la vida política nacional real.

* Las plantaciones de té nacionalizadas (60%) proporcionaron el 80% de la producción nacional, las privadas (40%) sólo el 20% de la producción nacional. El caucho nacionalizado (20%) proporcionó el 41 % de la producción nacional; el privado (80%,), el 59% (Far Eastern Economic Review, 17 de septiembre de 1982).

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