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Atlético y Barcelona ofrecieron un partido vibrante

No fue un encuentro de decepción. En los grandes acontecimientos suele suceder que el espectáculo no responde a las expectativas apriorísticas. Anoche en el Manzanares hubo un encuentro vibrante en el que, además, se practicó en muchos momentos un buen fútbol. Atléticos y barcelonistas respondieron en la medida de sus posibilidades y no defraudaron a nadie. El Atlético, que se empleó más a fondo en el primer tiempo, vio escapar un punto porque el Barcelona, en el segundo, se adueñó del terreno de juego.Hacía mucho tiempo que no se veía en el Vicente Calderón un encuentro de las características del Atlético- Barcelona. Ni si quiera los más recalcitrantes hinchas rojiblancos podían imaginar que su equipo respondiera ante el Barça de la manera que lo hizo. El Atlético, con una serie de jugadores procedentes del filial y con lo justito para poder hacer las sustituciones, dominó el juego del primer período a base de coraje e inteligencia brilló el equipo local por el afán que puso, también destacó en él el modo en que desplazó el balón al hueco.

El Barça, que salió con ciertas precauciones porque únicamente dejó delante a Marcos y Pichi Alonso, muy poco arropados, por cierto, durante muchos momentos, se encontró enfrente con un conjunto que pretendió usar desde el inicio la rapidez y la habilidad de sus tres delanteros. Pedraza, que no está en la selección por capricho de Miguel Muñoz sino porque en él puede haber un atacante de quilates, mantuvo con Julio Alberto un duelo precioso. El lateral barcelonista le ganó muchas de las acciones cuando se fue hacia adelante en apoyo de sus compañeros de ataque, pero perdió numerosas batallas cuando fue el extremo madrileño el que se dirigió hacia el marco adversario. Pedraza posee unas facultades físicas excepcionales. No se esconde en ningún momento y persigue los balones y a los contrarios en cualquier rincón del terreno con ansia desmedida. Rubio, por la banda contraria, hizo sus habituales caracoleos y Gerardo tuvo que emplearse a fondo para in tentar sujetarle. En los primeros 45 minutos al Atlético le salió casi todo. El Barcelona, en ese período, jugó más encogido, preocupado por las continuas oleadas que montaba el Atlético de Madrid desde la potencia y el buen sentido del fútbol vertical.

El Atlético no pudo en el segundo período mantener el ritmo. Era prácticamente imposible a pesar de los dos cambios ordenados por su entrenador. El Barça serenó más su juego en la segunda mitad y el cambio de Estella por Alonso resultó fundamental. La línea media barcelonista, a pesar de que Schuster en algunos momentos pareció reposar, cobró mayor vigor y acorraló al Atlético en su parcela.

Las ocasiones de gol se sucedieron y la presión constante hizo adivinar que: el equipo barcelonista no podía salir derrotado del estadio del Manzanares.

El Barça apretó de firme hasta el momento final, no sólo para encontrar la igualada que mereció, sino para intentar el triunfo que pudo haberle llegado con un poco más de fortuna en los disparos a puerta. Quizá fue Pereira, el cancerbero rojiblanco, quien evitó el triunfo barcelonista. A tiros duros de Alesanco, Schuster, Julio Alberto y Moratalla, respondió Pereira con felices intervenciones.

El partido entre dos grandes mereció la pena. Durante muchos minutos se vivió el gran espectáculo del fútbol.

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