El Fari,
cantante popular que antaño fuera camarero, jardinero, taxista y hasta mesonero en zona pecaminosa, ha querido homenajear a los vecinos del ma!drileño barrio de Ventas, lugar donde él nació, a fin de dejar claro que el olvido no es el sinónimo forzoso de la fama. Dentro del patio de su casa natal, a la sombra de una parra, se apiñaron centenares de personas -familiares, amigos y admiradores- para escuchar a su intérprete favorito. Allí reinó la juerga, iniciada por los compañeros de infan cia de El Fari, Curro, El Chato de Vicálvaro, El Pichi... Otro, conocido por Mariano el Bala, dueño de una zapatería, se marcó con garbo una rumbita. La madre del artista resumía el festejo piropeando a su hijo así: "¡Has estao sembrao!".
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