Otra guerra fratricida
El mismo año en que José Luis Sáenz de Heredia dirigía Diez fusiles esperan (1958), la película que hoy se emite en el espacio La clave, el cine español veía nacer a Joselito, aplaudía Las chicas de la Cruz Roja, se emocionaba con ¿Dónde vas, Alfonso XII?, pero olvidaba, para su vergüenza, El pisito, de Ferreri, o no destacaba como merecía La vida por delante, de Fernán-Gómez. Los únicos esfuerzos de aquel año por trasladar a las pantallas de nuestro país una imagen real de sí mismo. Fue lógico, pues, que las películas que protegían el olvido de la realidad fueran despreciadas en su momento por los cineastas y críticos que deseaban que el cine no les mintiera más. Aún habrá de pasar algún tiempo para que aquellas películas comercia les españolas puedan ser contempladas sin pasión: estaban demasiado recargadas de mensajes y consignas, de una visión falsa de la vida.Hay ya, sin embargo, algo apreciable en el trabajo de buena parte de los directores de cine que vencieron en la guerra civil. Su buen hacer profesional suplió en muchos casos la falta de talento o de sensibilidad. Se podía comprobar, en cierto modo, la pasada semana, con la proyección de Teatro Apolo, si se era capaz de abstraer la película de su ñoño concepto reaccionario Probablemente se pueda comprobar hoy también, en Diez fusiles esperan, si se puede aislar la película de su intento de publicitar los mismos valores que Sáenz de Heredia había filmado previamente en Raza..
De nuevo hablaba de guerra, aunque no fuera ya la de 1936; utilizó la primera carlista -igualmente fratricida, según decía la publicidad- como disculpa para mistificar otra vez los conceptos de honor y lealtad. El caso del prisionero que pide permiso para ver a la familia prometiendo regresar a su propio fusilamiento parece estar inspirado en un hecho real, pero el guión de Carlos Blanco lo transformó en una leyenda inverosimil por su insistencia en dictar frases rimbombantes, en rebuscar mensajes donde sólo debía haber aventura.
La coproducción amplió los brillantez, aunque, paradójicamente, no permitiera el color. Los actores españoles Francisco Rabal, Berta Riaza- se mezclaron con italianos -Ettore Manni, Milly Vitale- y la mexicana Rosita Arenas. El resultado no obtuvo un éxito parecido al de otras películas españolas del mismo año, pero fue aprecido como una nueva muestra del valor artístico de Sáenz de Heredía, el director más auspiciado por la publicidad del régimen.
Será necesario revisar con calma su cine para calificarlo con precisión. Confiemos en que Diez fsiles esperan ayude a ese empeño. El cine español de aquellos años fue a veces tan tendencioso que provoca una irritación, que impide la serenidad. Diez fusiles esperan se emite hoy, viemes, a las 20.30 horas,por la segunda cadena, dentro de La clave.
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