Suarez no apoyará una coalición poselectoral de centro derecha

Viene de la primera página

"Tengo plena conciencia de que no soy simpático a las Fuerzas Armadas", dijo ayer Suárez, quien se mostró "convencido de que los militares aceptarán el resultado de las elecciones y el triunfo socialista, si se produce". "Lo que me preocupa", agregó, "son los estímulos indirectos que puedan recibir las Fuerzas Armadas; los militares aceptarán el resultado electoral, es su obligación aceptarlo y, desde luego, nosotros estamos dispuestos a que lo acepten. Y, si existen posiciones en contra, habrá que reducir esas posiciones". "Tengo gran respeto a la institución militar y no tengo ningún respeto, en cambio, a quienes pretenden derribar la Constitución".

El ex presidente del Gobierno dejó patente que, durante la campaña electoral, "no pienso utilizar el vídeo del 23-F", porque ese no debe ser un elemento que influya en las urnas. Sobre la política militar seguida tras el 23 de febrero, por su sucesor Leopoldo Calvo Sotelo, opinó que ha sido "diferente" y, como tal, "no la comparto en su totalidad". Opina el ex presidente que se deberían haber modificado la normativa de acceso a la carrera militar y la enseñanza que reciben los alumnos en las academias, y también se debería haber avanzado en consagrar una dependencia clara del estamento castrense respecto del poder civil.

Dentro del capítulo de críticas a la labor del Gobierno actual, críticas que surgieron un tanto forzadas por las preguntas de los periodistas, Suárez no olvidó tratar el tema de la adhesión española a la OTAN. "Si yo hubiera sido jefe de Gobierno, España no hubiera entrado en la OTAN como lo ha hecho", afirmó, manifestándose partidario de la entrada en la Alianza "aunque no ahora". Si no hubiese sido miembro de la OTAN, nuestro país habría tenido un importante papel que jugar en los conflictos de Oriente Medio y Latinoamenca y, por otra parte, el ingreso en la Alianza hubiese precisado de un acuerdo más amplio en el Parlamento, de una oposición me-nos violenta por parte del PSOE. "La operación política", concluyó, "no ha sido buena de cara a España".

Viendo que contaba con varios periodistas latinoamericanos entre sus interlocutores, Suárez se extendió en la importancia que el continente americano tiene para España, aunque recalcó que estamos inmersos en el mundo occidental y ésa debe ser la acción prioritaria para nuestra política exterior. Refiriéndose al tema de Gibraltar, expresó sus dudas acerca de que Gran Bretaña tenga voluntad de retrocesión de la soberanía del Peñón. "En la medida en que no sea así, las relaciones entre España, Gibraltar serán siempre difíciles", pese a que los diversos gobiernos españoles están dando muestras de "enorme paciencia y tolerancia", cosa que podría no durar eternamente. Sobre las negociaciones de España con la Comunidad Económica Europea, se manifestó convencido de que todos los países de Europa, incluida Francia, desean nuestro ingreso; pero los problemas internos de la Comunidad impiden que se materialicen esos deseos. "La entrada de España en la CEE será un hecho irreversible", aseguró, "pero no se deben visceralizar las cosas desde Madrid, pensando que nos tienen manía". Consideró "un gran error" que la CEE trate de solucionar sus problemas actuales sin contar con Portugal y España.

Economía socialdemócrata

Al contrario de lo ocurrido en su conferencia de prensa con los medios nacionales, el pasado sábado, Suárez precisó ayer la gran diferencia programática entre su partido y la UCD, con la que dijo estar de acuerdo en casi todos los puntos teóricos. Esta diferencia estriba en la concepción económica, ya que "en muchos planteamientos económicos actuales de UCD se ve una presencia liberal, mientras que nosotros somos partidarios de una política socialdemócrata en este terreno". Esta afirmación venia a reforzar los pasajes del Manifiesto del CDS donde se critica la aplicación "sin correctivos" de la economía de mercado.

Reconoció que su partido aún no tiene preparada la campaña electoral y que se encuentra en fase de elaboración el logotipo del partido, pese a declararse convencido de que las elecciones generales serán anticipadas a mediados de noviembre. La imposibilidad, por parte del Gobierno y del partido en el poder, de afrontar la discusión del presupuesto para 1.983 en el Parlamento y ganar la correspondiente votación, será el factor que forzará la disolución de las Cámaras en torno al 15 de septiembre, en opinión del líder del CDS.

También reconoció que su naciente partido cuenta, por ahora, con un capital de tan solo 101 millones de pesetas: cien millones fueron gestionados por amigos personales de Adolfo Suárez a través de un crédito bancario, y el millón restante fue aportado ayer por un diputado centrista -cuyo nombre, no quiso revelar- que se pasó al CDS. Esta evidente falta de medios hace que "no sea previsible que, a corto plazo, obtengamos un resultado electoral espectacular".