Bettina Hueber

una joven alemana de diecinueve años, se ha convertido, de pronto en millonaria, al haber recibido en su cuenta bancaria una transferencia de más tres millones de dólares enviados por su padre Paul McCartney. Bettina, hija ilegítima del ex beatle, es fruto de la breve unión del músico de Liverpool, entonces componente del grupo Silver Beatles (unos desconocidos en aquel año 1962) con Erika Hueber, una joven de Hamburgo de diecisiete años, y que se habían conocido en una discoteca de la industrial ciudad británica. Tras desoir los consejos del cantante para que abortara, Erika tuvo a su hija en el mes de diciembre de ese mismo año, y a la hora de inscribirla en el registro notificó el nombre del padre. Sin embargo, ocultó el nombre de su progenitor a la niña, aunque pocos años después llegó a un acuerdo con los abogados de McCartney, según el cual, se le pagarían 15.000 dólares en una primera entrega y cuando la niña cumpliese dieciocho años recibiría una nueva indemnización. Al recibir ahora los más de tres millones de dólares, la muchacha se ha comprometido a renunciar a cualquier parte de la multimillonaria herencia del consagrado ex beatle que pudiera corresponderle en un futuro. Claro que ya empieza a tener compensaciones, a pesar de la renuncia, pues se ha convertido en uno de los blancos de las revistas especialistas de temas del corazón. Además, algunos cazatalentos han comenzado a interesarse por su bonita voz, que parece es otra herencia de su padre.