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Un millón de belgas captan a diario programas de la televisión soviética

Soledad Gallego-Díaz

Más de un millón de belgas, sobre todo flamencos, han podido seguir este mes de abril, durante diez días, cómodamente instalados en sus casas, los programas del primer canal de la televisión soviética. El experimento, realizado por una compañía de teledistribución, Intercom, no es nuevo. Desde el pasado mes de noviembre otra compañía holandesa recorre los Países Bajos con una antena parabólica de tres metros de diámetro -portátil- que capta con gran nitidez el mismo programa.

El prodigio es posible gracias a un satélite denominado Gorizont que lanzó Moscú en 1980 para mejorar la calidad de recepción de su primera cadena de televisión en la parte más occidental de la URSS.

Sistema barato

El sistema utilizado por Intercom y por su colega holandesa es sencillo y barato. La antena y el material electrónico necesario cuestan, aproximadamente, unos dos millones de pesetas y pueden ser instalados en cualquier punto un poco alto de una ciudad o del campo. La distribución se realiza por la red normal (cable) con que cuentan en Europa occidental las compañías de teledistribución.Los responsables de Intercom no piensan, por el momento, ampliar su experimento. El principal inconveniente para ofrecer sistemáticamente los programas de la televisión soviética es la lengua: pocos belgas soportan mucho tiempo ante un locutor que habla ruso o ante una película sin doblaje. Sin embargo, las emisiones captadas durante diez días han despertado una gran curiosidad, tal vez porque se dio la coincidencia de que muchos de los programas ofrecidos eran musicales y folklóricos y de que algunos de los servicios informativos incluyeron entrevistas en francés con personajes políticos no soviéticos, de visita en la URSS.

Reacciones diversas

Para Intercom está fuera de duda que en menos de diez años se extenderá por toda Europa este tipo de emisiones, captadas de satélites de teledifusión. Por el momento, las reacciones al experimento belga y holandés han sido diversas. Los soviéticos parecen encantados y ven con simpatía este teórico robo de imagen. Un portavoz de la Embajada soviética en La Haya llegó incluso a insinuar que, si se extendía la emisión de los programas de su país, podrían estudiar la posibilidad de subtitular en inglés algunas emisiones.Menos gracia hace el experimento en medios políticos europeos y en los organismos internacionales encargados de facilitar y controlar la difusión de imágenes por satélite. Para los políticos, la emisión en Europa occidental de programas soviéticos puede constituir un mecanismo propagandístico extra y gratuito para la Unión Soviética. Para los organismos internacionales, como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), se plantea además un problema de índole jurídico. En teoría, el Gorizont está catalogado como satélite de telecomunicaciones y no de teledistribución, y emite en una frecuencia de 3,675 kiloherzios, que no se permite difundir normalmente. Para los responsables de la empresa holandesa pionera de estas emisiones, el Gorizont es claramente un satélite de teledistribución, puesto que está destinado únicamente a la emisión de programas de televisión y forma parte además del sistema Moscú de la televisión soviética para transmisiones por satélite.

Según los expertos en telecomunicaciones, el Gorizont, sea un satélite de un tipo o de otro, permite captar sus emisiones en toda Europa occidental, España incluida, con una mínima inversión económica y con una tecnología de fácil acceso. Si una empresa europea occidental quisiera emitir a su vez por cable de forma sistemática necesitaría una autorización de Moscú; autorización, al parecer, no difícil de obtener.

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