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Huelga indefinida en Antracitas de Fabero

Los 615 trabajadores de Antracitas de Fabero iniciaron ayer una huelga indefinida en protesta por la negativa patronal a renegociar los precios de los destajos y mantener una "comisión de seguimiento" que viene funcionando desde que hace tres años la empresa inició una restructuración de plantilla y se declaró en suspensión de pagos.

Según UGT, ambos puntos eran la contrapartida a las limitaciones salariales que se impusieron a sí mismo los trabajadores para sacar a flote la empresa, así como a una serie de créditos oficiales a bajo interés -230 millones- y a la supresión de unos doscientos puestos de trabajo. El coste financiero de la operación se estimaba hace un año en casi mil millones de pesetas, de los que cuatrocientos correspondían a moratorias por deudas a la Seguridad Social y otros trescientos a pagos del subsidio de desempleo durante la tramitación del expediente de crisis.Antracitas de Fabero, por su parte, ha solicitado cierre patronal mientras dure la huelga y ha advertido que la petición de UGT de mantener la comisión de seguimiento carece de validez, al haber concluido hace ya ocho meses la restructuración de plantilla. La empresa ofrece, como alternativa, facilitar "por escrito" todos los datos que sobre su funcionamiento quieran solicitar las centrales pero se niega a mantener reuniones periódicas con estas últimas, como sucedía hasta ahora (una vez a la semana).

Por lo que respecta a las reivindicaciones salariales, un portavoz de Antracitas de Fabero manifestó ayer que la empresa sólo había recibido hasta ahora veinte millones ole pesetas de los 230 negociados en créditos oficiales durante la época del vicepresidente económico del Gobierno, Fernando Abril Martorell, lo que imposibilita la compra de nueva maquinaria y la negociación de cualquier mejora en materia de salarios. Según el mismo portavoz, los créditos deberían haberse hecho efectivos el pasado mes de febrero, cuando el Juzgado número ocho de Madrid decretó el levantamiento de la suspensión de pagos, pero añadió que la sentencia judicial ha sido recurrida "por un accionista disidente y por un acreedor al que la empresa debe 35.000 pesetas". Al parecer, este último ha rechazado en varias ocasiones las ofertas de los trabajadores, que pretendían pagar ellos mismos la deuda.

El conflicto de Antracitas de Fabero se inició en junio de 1979, cuando 94 mineros se encerraron en el pozo Julia, reteniendo con ellos a cuatro ingenieros y facultativos de minas, para exigir el pago de una serie de atrasos salariales (tres meses y dos pagas extras). Posteriormente la empresa presentó expediente de crisis y los trabajadores tuvieron que permanecer dos años acogidos al desempleo.

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