La Iglesia católica portuguesa tendrá una cadena de televisión
La Iglesia católica portuguesa ha sido autorizada a explotar una cadena de televisión. El Gobierno presidido por Pinto Balsemão ha decidido conceder esta autorización en reconocimiento del "papel de la Iglesia católica en la vida colectiva y como factor informativo, cultural y civilizacional en la sociedad portuguesa".La Constitución portuguesa de 1976 se limitaba a vetar la televisión a la iniciativa privada, pero la ley de 1977, elaborada por el Gobierno socialista, había interpretado esta prohibición en un sentido restrictivo, transformando la televisión en monopolio del Estado. Es esta ley, que el Gobierno de Alianza Democrática acaba de modificar, adoptando para el efecto un procedimiento de urgencia. El texto legal no da acceso a la televisión a la libre iniciativa, ni siquiera a todas las "entidades públicas de interés colectivo" (partidos, sindicatos, asociaciones culturales, cooperativas); se limita a abrir una excepción a favor de la Iglesia católica. La nueva ley no viola, tal vez, la letra de la Constitución en materia de televisión, pero contradice seriamente el principio fundamental de la no confesionalidad del Estado y el artículo sobre la libertad de conciencia que afirma, que "nadie será privilegiado o discriminado por motivo de sus convicciones o prácticas religiosas".
El Partido Socialista ha protestado ya enérgicamente en el Parlamento contra la intención del Gobierno, que considera discriminatoria, pero naturalmente la iniciativa de Balsemão plantea serios problemas a sus adversarios políticos: Mario Soares, por motivos electoralistas, tuvo siempre mucho cuidado en sus relaciones con la poderosa e influyente jerarquía católica, y el presidente Eanes, por formación y convicción personales ha manifestado siempre el mayor respeto por la Iglesia.
El oportunismo electoral de los medios políticos portugueses podrá llevarlos a permitir una situación extremadamente original: en un Estado supuestamente laico, la experiencia de un monopolio de hecho de la radio y de la TV por el Estado y la Iglesia.
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