Poca renta del Atlético ante un Barcelona conservador
Anoche en el Manzanares todos los jugadores del Atlético parecía que querían fichar por el Barcelona. Incluso Marcos que ya lo está y Juanjo que lo estuvo. Anoche en el Manzanares algunos jugadores del Barcelona hicieron oposiciones a jugar en el Atlético. Los más ambiciosos ganaron el partido. El primer envite copero entre Atlético y Barcelona lo resolvió la fuerza y la fe de los jugadores locales en la primera parte.Marcos salió a justificar el dineral que por él pagará el Barça y lo consiguió. Sánchez no pudo con él en todo el partido. Rubio salió a dejar constancia de que con él también se puede contar, y consiguió su objetivo a pesar e que fue relevado. El Atlético con dos extremos en vena dirigió el juego por las alas y durante el primer período hubo momentos en que acogotó al Barcelona. El equipo catalán se empeñó en querer penetrar por el centro y apenas pudo inquietar.
El Barça de anoche no fue el que practicaba fútbol europeo Distó mucho de ser el de príncipios de temporada. Además de la baja de Schuster concedió la ventaja de tener a Simonsen descolocado y a Morán de peso muerto. Y encima Quini apenas hizo nada potable. Se salvó con un detalle de gran caballero, al dejar en un bote neutral por lesión de Migueli que se llevara el balón Quique.
El goleador Quini se pasó el partido pidiendo perdón y retrasando balones a Artola; pero lo casi imperdonable fue no aprovechar un fallo de Arteche. Mejías, que no pagó la novatada precisamente porque estuvo acertadísimo, bien colocado, y con grandes reflejos, fue más listo que el viejo brujo.
La mejor jugada del encuentro la hizo el Barcelona en el minuto 30, pero Simonsen la estropeó en el momento de la verdad. Los azulgrana fueron excesivamente conservadores. En el segundo tiempo se conformaron con el 10 en contra, que es resultado remontable en el Camp Nou.
El Atlético quiso aumentar su exigua ventaja y colocó a Rubén Cano en el centro del ataque y envió, incomprensiblemente, a la caseta a Rubio. La media hora final no tuvo más emociones que los intentos atléticos por encontrar la cabeza de sus hombres altos en los remates proximos a la meta. El Barcelona, que en el primer período intentó el contragolpe, en el segundo se limitó a contener. Los dos hombres de refresco que sacó, Esteban y Gerardo, estuvieron más atentos a la defensa que al ataque. El partido fue copero pero en tono menor. No tuvo las grandes emociones que se le suponen a este torneo.
La Copa desgraciadamente se ha convertido en un torneo semíclandestino. La fórmula de jugar la en medio de la Liga le ha restado brillantez. Probablemente dirá la Federación que este año era obligado por el Mundial-82, pero la situación actual es similar a la de campañas anteriores. Ayer, afortunadamente para el Atlético de Madrid, el público respondió y acudió en gran número, pero evidentemente la Copa siempre ha tenido más calor ambiental cuando se ha disputado al término de la Liga. Entre otras razones porque quienes no han tenido suerte en el torneo de la regularidad ponen sus esperanzas en el del K.O.
La Copa deberá volver a su fórmula tradicional para no pasar inadvertida como ahora.
Un Atlético-Barcelona disputado con la necesidad de vencer para seguir adelante, y no perder el último tren de la temporada, probablemente hubiera resultado muy distinto. Ahora la preocupación de la mayoría de los jugadores está en la Liga. El partido de anoche pese a su transcendencia y a la entidad de los contendientes pareció un parche metido a contrapelo.
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