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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inadmisible

La alegría de la Fiesta constitucional ha sido empañada por la difusión, a través de la agencia Europa Press, de un documento firmado por cien militares profesionales que constituye un provocador e inadmisible ataque a la actitud de los medios de comunicación y de la sociedad española. El documento, sobre el que es preciso preguntarse si pretende ser un detonante de la situación, debe merecer la respuesta adecuada del Gobierno y la jerarquía militar, que han de exigir de inmediato las responsabilidades legales pertinentes. La nota hecha pública, con celeridad, por la Junta de Jefes de Estado Mayor es, en este sentido, un hecho alentador, el manifiesto se enmarca, por lo demás, en un acontecer de recientes indisciplinas actos singulares protagonizados por algunos militares, como la manifestación disuelta por la Policía Militar en La Coruña, o la discoteca tomada por un grupo de soldados, con dos capitanes al frente, en Vicálvaro.Pasa a página 10

Inadmisible

Viene de la primera página

Aunque la lectura reposada del manifiesto, que sólo fue transmitido a medianoche de ayer, nos permitirá u! comentarlo más sosegado en los próximos días, es preciso señalar desde hoy la perplejidad que nos causa la preocupación justificada que debe asaltar al Gobierno.

Las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado han recibido, reciben y seguirán recibiendo el apoyo de la opinión pública y los medios de difusión, tanto frente a la amenaza terrorista como ante las dificultades de cualquier otro género que tengan que enfrentar. Las únicas actitudes reprobadas y así lo seguirán siendo- por los medios de comunicación han sido los actos sediciosos, delictivos y violentos, las faltas de indisciplina o los sucesos tan dramáticos y tan sin aclarar todavía como el de los tres muchachos muertos a tiros en Almería. La Prensa tiene no sólo el derecho, sino la obligación, de hacerse eco de la protesta y la preocupación populares ante casos de este género.

En todo país democrático el poder militar se halla sometido al poder civil legítimamente constituido, y la ruptura de esta norma es ilegal y anticonstitucional. Es el Gobierno de la nación el responsable de la dirección política de la misma, incluidos los asuntos de la defensa, y corresponde al Gobierno y al Parlamento soberano la organización y funcionamiento de todas las intancias de poder del Estado. No existen zonas reservadas o acotadas que se hurten a la voluntad soberana de los representantes del pueblo en ningún sector de la Administración del Estado, y las Fuerzas Armadas se incluyen en esta apreciación.

Por lo demás, nuestra Constitución garantiza la libertad de crítica dentro del respeto a la ley, y los tribunales vienen actuando normalmente (y a veces hasta con exceso) en la represión o condena de los delitos y faltas que se cometen en este terreno.

Que los firmantes del documento hayan aprovechado la ausencia del Rey, y la agencia que lo difundió la fecha de la conmemoración de la Constitución para hacerlo público, sólo nos parece una provocación añadida y un motivo más para hacer públicos nuestra censura moral y nuestro rechazo de quienes han pretendido empañar de tal forma las ilusiones del pueblo español y la alegría de su libertad.

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