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El PSUC propondrá al Comité Central la celebración de un congreso extraordinario para antes de fin de año

El comité ejecutivo del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) acordó proponer al Comité Central, que se reunirá los días 7 y 8 de noviembre, la celebración de un congreso extraordinario del partido, que, con toda probabilidad, será convocado para antes de fin de año. Su resultado es incierto, dado el desconcierto interno, cuya nota dominante es la fuerza de los prosoviéticos. Por otro lado, Santiago Carrillo ha convocado para el próximo lunes en Madrid a todos los comunistas catalanes, que, en su condición de dirigentes del PSUC, pertenecen al comité central del Partido Comunista de España (PCE).La reunión del comité ejecutivo finalizó ayer a las cuatro de la madrugada, y había empezado unas doce horas antes. Atravesó por momentos de extrema tensión, pues llegó a considerar la posibilidad de dimitir en pleno. En su seno hay cuatro prosoviéticos, mientras los veinte miembros restantes son todos ellos leninistas. El comité resolvió solicitar que dos de los prosoviéticos -Joan Ramos y Joan Muñiz- presentasen su dimisión como miembros de dicho organismo, a lo cual se negaron. Ambos fueron acusados de defender las posiciones prosoviéticas, y no las del comité ejecutivo, en la reciente conferencia de la organización del PSUC del bajo Llobregat.

El comité ejecutivo decidió asimismo «asumir directamente la dirección política de las organizaciones del partido de Rubí, Sant Cugat y Terrassa, así como las finanzas de todas las agrupaciones del PSUC en la comarca del Vallés occidental».

Sin duda, el próximo día 8, el Comité Central del PSUC convocará, a propuesta del comité ejecutivo, un congreso extraordinario, lo que representa la consagración del fracaso de la política denominada de integración, propiciada por la tendencia leninista, mayoritaria en el comité ejecutivo.

La integración consistía en ir socavando las posiviones de los prosoviéticos mediante una política de contención de éstos, llevada a cabo desde la secretaría de organización, en manos del leninista Josep M. Rodríguez Rovira. Los prosoviéticos advirtieron esta política por parte de los leninistas, que en el último congreso del PSUC fueron sus aliados en contra de la corriente de derechas denominada bandera blanca o socialdemócratas, seguidora de los criterios de Carrillo. Ante ello prefirieron reaccionar abiertamente y presentar batalla en las zonas donde poseen una total mayoría, como son las comarcas del bajo Llobregat y Vallés occidental, de gran conflictividad obrera.

En la reciente conferencia del bajo Llobregat fracasó un intento entre bastidores, por parte de leninistas y prosoviéticos, de evitar el conflicto público. Unilateralmente, los prosoviéticos presentaron una candidatura homogénea, que resultó victoriosa y dejó a los leninistas -y, desde luego, a los batidera blanca- fuera de la nueva dirección comarcal. A continuación, esta dirección comarcal prosoviética, como también lo era la saliente, manifestó que no reconocía la autoridad del comité ejecutivo del PSUC, por haber abandonado éste los presupuestos antieurocomunistas que habían triunfado en el quinto congreso del PSUC. La misma situación de rebeldía se da en la comarca del Vallés occidental, cuya capital, Sabadell, es un feudo prosoviético.

Ante todo ello, la alternativa del comité ejecutivo del PSUC era sancionar a ambas direcciones comarcales o bien convocar un congreso extraordinario. La primera posibilidad era muy grave, dada la importancia de la organización comunista en ambas comarcas. La convocatoria del congreso es preelsamente lo que deseaban forzar los prosoviéticos, quienes estaban convencidos de que saldrán victoriosos del congreso extraordinario. Esta previsión puede resultar errónea, ya que su triunfo en el anterior congreso fue resultado de su alianza con los leninistas, hoy transformada en conflicto abierto.

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El telón de fondo del conflicto es la situación en que se encuentra Santiago Carrillo tras sus problemas en el País Vasco y su derrota en Galicia. La tendencia del PSUC fiel a Carrillo, la bandera blanca, ocupa un lugar muy marginal en el PSUC. No figura en la dirección ni posee fuerza en la base, pero en cambio está bien representada en el Comité Central del PCE, organismo en el que, paradójicamente, por ser el PSUC, en teoría, un partido independiente, figuran varios comunistas catalanes de la tendencia mencionada, así como los principales dirigentes leninistas, incluido el secretario general, Francisco Frutos. Carrillo ha convocado para el lunes en Madrid una reunión de estos miembros del Comité Central del PCE.

Carrillo intentará, probablemente, forzar el conflicto, tanto en el sentido de marginar a los prosoviéticos como en el de desacreditar a los leninistas. Pero, hoy por hoy, una victoria clara dentro del PSUC de la corriente bandera blanca es absolutamente impensable, debido al deslizamiento generalizado del partido hacia la izquierda y a que la tendencia bandera blanca es, desde siempre, la menos catalanista.

En todo este marco, el congreso extraordinario puede ofrecer los resultados más insospechados, incluida una escisión. El debate político es, en efecto, mínimo, y la visceralidad de las posiciones, creciente. Como botón de muestra baste indicar que en una reunión del comité local de Viladecans, un prosoviético llegó nada menos qpe a morder la oreja de un leninista con el que discrepaba respecto a algo tan genérico como el uso de la lengua catalana.

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