Erotismo y humor en el retorno de "Drácula"

El excelente programa que ayer nos ofrecía Televisión no se compensa con la exhibición de Una extraña pareja de polis (1974), que se emitirá en la noche de hoy por la segunda cadena, película norteamericana de Richard Rush que interpretaron Alan Arkin y James Caan. Se trataba en esta comedia de ridiculizar blandamente algunos excesos de la policía estadounidense.Era tal la amabilidad de esa crítica que no llegaba a realizarse mínimamente. Bien es cierto que algunas secuencias aisladas permitían esperar un resultado más digno, pero es bien conocido que los intentos de Hollywood por plantear críticamente algunos aspectos de su realidad no pueden existir dentro de las estructuras tradicionales de sus géneros.

Tenemos, pues, una película frustrada, aunque permita a determinados espectadores solazarse con las aventuras de estos dos policías enfrentados a situaciones inverosímiles que resuelven alguna vez de manera poco ortodoxa.

Será mañana, lunes, a las 21.30, también por la segunda cadena, cuando la, programación televisiva recupere el esplendor del sábado. Drácula es el título que nos ofrece Narciso Ibáñez Serrador en esa selección que califica de personal, pero que cualquiera podría haber firmado. Película inglesa de 1958, planteó las bases de un sistema de producción de películas de terror que han condicionado notablemente los términos habituales del género.

Los ingleses, sobre todo de la mano de Terence Fisher, director de esta película y de otras muchas de la misma productora, supieron interpretar los mitos de las novelas de terror con más humor que tremendismo; este Drácula, por ejemplo, desarrolló con mayor exactitud el componente erótico del famoso personaje, lo que sería ampliado, posteriormente, en otras películas del propio Fisher, como, por ejemplo, Las novias de Drácula o Drácula, príncipe de las tinieblas.

El erotismo y el humor han formado las bases del sistema expresivo de la productora Hammer, promotora de casi todas las películas que últimamente han venido a recordarnos los componentes mágicos de estos mitos ancestrales.

Christopher Lee y Peter Cushing son los protagonistas de la película de mañana; con ella consiguieron hacerse imprescindibles en los demás títulos de esta productora. Sus rostros serán ya imprescindibles para componer la historia del cine de terror. Más actuales y sensibles que los de Bela Lugosi o Boris Karloff, permitieron una inquietante identificación con el espectador de nuestros días.