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Estalló la crisis en el Atlético de Madrid

El Atlético de Madrid pudo haber tenido en la pasada campaña toda la felicidad posible, pero se quedó sin título y, pese a que ingresó 170 millones de pesetas más que en la temporada precedente, aumentó su déficit en casi doscientos millones de pesetas. Para la competición actual había presupuestado treinta millones de ingresos por Copa de UEFA. Ayer fue eliminado por el Boavista y se consumó el encuentro de la lechera. El Atlético, que ya había devuelto letras de contrato, la última la de Marcos, lo tendrá mucho peor de ahora en adelante. La crisis atlética ha estallado.Antes era el Pupas. Ahora el club rojiblanco tiene muy difícil clasificación. Pierde la Copa de la UEFA ante un modesto equipo portugués, cuando más necesitado está de dinero e imagen. Al Atlético le ha pasado de todo, pero es nuevo que se gaste 120 millones -sin contar a Hugo Sánchez- en jugadores y sólo Balbino sea titular en el primer equipo, y del resto no todos puedan serlo en el Atlético Madrileño. Es más nuevo todavía que se traiga un jugador de Argentina, a Acosta, y tenga que regresar a su país porque su club no reciba el dinero de la transferencia. Y es preocupante que se quiera negociar en los bancos los quince millones del partido televisado contra el Athlétic de Bilbao y nadie acepte la proposición, a pesar de que se sabe que Televisión pagará.

El Atlético está en la cuesta abajo. Los desatinos de los últimos tiempos han superado todos los supuestos. Jugados dos partidos de Liga y una eliminatoria de la UEFA, la directiva atlética ya no tiene siquiera el recurso de cambiar al entrenador. Ya lo hizo antes del inicio de las competiciones oficiales. El banquillo ya no puede ser un pararrayos. El chaparrón tendrá que aguantarlo el presidente.

Entre los muchos errores en la actual dirección del Atlético hay que destacar la norma Televisa, que obliga a Carriega a contar siempre con Hugo Sánchez. Los dineros de la tele mexicana tienen la cara del manito en la punta izquierda de la delantera, con lo que además de que Carriega no puede presumir de ser libre en la formación del equipo, posterga al banquillo a Rubio, que es, sin duda, mucho mejor que el charro.

Diez minutos del primer tiempo con el gol pusieron la nota esperanzadora anoche. Pero el Atlético no jugó bien, tuvo demasiados nervios, templó mal, careció de coordinación. Incluso tuvo fallos defensivos. Carriega sólo se atrevió a dejar tres defensar para intentar la presión sobre el marco contrario cuando se lesionó Arteche. Con todo, el equipo rojiblanco no tuvo el genio necesario para intentar el milagro. Con el empate se entregó hasta el momento en que Dirceu logró el segundo tanto. La reacción fue demasiado tardía.

El Boavista, con la sustancial renta con que llegó a Madrid, no tuvo otra preocupación que la pérdida de tiempo para exasperar a los ya de por sí nerviosos jugadores rojiblancos. Los portugueses, pese a que no pudieron hacer brillar al brasileño Ailton, porque Ruiz le dedicó un estrecho marcaje, sí pudieron moverse con cierta parsimonia en el centro del campo gracias a que Eliseu y Barbosa no tuvieron tanta presión por parte de sus pares. El Boavista se encontró con la afortunada jugada del gol del empate, y a partir de ese momento su permanencia en la competición no corrió grandes riesgos, porque la barrera era demasiado alta para que el Atlético pudiera saltarla

Al Atlético le faltó fortuna en el primer minuto del partido, y esa fue la tónica general del encuentro.

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